miércoles, 21 de marzo de 2012

DE ARRIEROS Y VAQUITAS






*
Dedicado a Mariola (90 años)



EL ARRIERO 

ATAHUALPA YUPANQUI



En las arenas bailan los remolinos,
el sol juega en el brillo del pedregal,
y prendido a la magia de los caminos,
el arriero va, el arriero va.

Es bandera de niebla su poncho al viento,
lo saludan las flautas del pajonal,
y animando la tropa por esos cerros,
el arriero va, el arriero va.
Las penas y las vaquitas
se van par la misma senda.

Un degüello de soles muestra la tarde,
se han dormido las luces del pedregal,
y animando la tropa, dale que dale,
el arriero va, el arriero va.
Amalaya la noche traiga recuerdos,
que haga menos pesada la soledad,
como sombra en la sombra por esos cerros,
el arriero va, el arriero va.

Las penas y las vaquitas
se van por la misma senda.

Las penas son de nosotros,
las vaquitas son ajenas.

Y prendido a la magia de los caminos,
el arriero va, el arriero va.


Las penas son de nosotros,
las vaquitas son ajenas.


))((

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir-, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.



Jaime Gil de Biedma.

*

G, MARZO
El gran Atahualpa, de lo mejorcito.








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