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domingo, 3 de noviembre de 2013

EL SHOW DE LA INTIMIDAD





Con la llegada de Internet y las redes sociales ha cambiado la forma de entender lo íntimo, 
lo personal, eso que llamamos: el ámbito de lo privado.
 Las redes sociales, en el aspecto de la intimidad, 
se han convertido en canales de exhibición. 

La intimidad es tan importante para definir lo que somos
 que muchos piensan que hay que mostrarla públicamente.
Como en todo, hay grados, 
no se puede considerar como algo íntimo contar lo que se ha comido hoy, por ejemplo.


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Joe Cocker 
You can leave your hat on







La masificación de las redes sociales ha generalizado un concepto que los expertos llaman extimidad, algo así como hacer externa la intimidad.
Los expertos han cogido prestado el término extimidad de Jacques Lacan, aunque lo usan con un significado diferente del psicoanalista francés. Una de las primeras en tratar el fenómeno fue la antropóloga argentina Paula Sibilia, autora del ensayo "La intimidad como espectáculo" "Me llamó la atención que se describieran los blogs como diarios íntimos. ¿Cómo van a ser íntimos si se publican en Internet?", explica Sibilia.

 "¿Qué ha sucedido en la sociedad para que haya cambiado tanto la idea de lo íntimo? En la última década el fenómeno ha explotado ¿Qué está pasando para que la intimidad haya dejado de ser ese valor tan preciado de los siglos XIX y XX? Lo que ha sucedido es que ha cambiado la forma en que nos construimos como sujetos, la forma en que nos definimos. Lo introspectivo está debilitado. Cada vez nos definimos más a través de lo que podemos y queremos  mostrar y que los otros ven."

"Cosas que antes se entendía que eran privadas, que el individuo vivía de forma retirada del escenario público, ahora se viven de cara de los espectadores, a sabiendas de que van a ser leídas o vistas", explica José Errasti, profesor de Psicología en la Universidad de Oviedo. "Pero la extimidad no consiste exclusivamente en mostrar lo que está dentro, sino que al hacerlo también construyes de otra forma lo que está dentro. Un ejemplo: los concursantes de Gran Hermano al saberse observados sienten de forma distinta que si no fueran mirados. No están impostando; sencillamente cuando somos observados sentimos cosas diferentes".
"Al igual que en Gran Hermano, en las nuevas relaciones personales mediadas por el ordenador, las emociones se practican con otra lógica", prosigue Errasti. "Hay mayor premeditación, mayor grado de desapego respecto del contexto inmediato del individuo, mayor histrionismo, un carácter más autista al no estar entretejido en el diálogo emocional inmediato con el cara a cara con el otro (...) En la actualidad, una forma de buscar la atención de los demás es la imagen que uno presenta de sí mismo. Constantemente se alaba ser especial, diferente, único. El problema es que esta nueva forma de entender las emociones está sometida a la selección del éxito de las audiencias. Antes, cuando yo vivía las emociones solo en mi casa, sentía una cosa u otra, pero ahora variará en función del éxito que ante los demás tengan esos sentimientos. Si yo tengo sensaciones emocionales, seguramente venza en términos de audiencia a alguien más anodino. Si cuento en mi blog que estoy desesperado y la única realidad es la muerte, me leerán más personas que si cuento que merendé un bocadillo de Nocilla".

¿Adónde nos llevan estos cambios? "Es difícil decir qué va a pasar", explica la antropóloga Paula Sibilia. "Seguramente no será nuestra generación quien mejor lo explique, porque nos ha cogido en medio. Yo nací sin móvil, correo electrónico ni Internet. Supone un cambio tan violento en la forma en que usamos nuestro tiempo o en que definimos el Yo, son tantos cambios y tan profundos que serán más visibles en la nueva generación. Yo prefiero verlo con optimismo. Quizá esta nueva forma nos libere de algunas de las trabas morales que arrastramos".

"Nadie sabe hacia dónde nos llevan estos cambios al igual que este cambio no lo había previsto nadie", interviene José Errasti. "En las revistas especializadas se está viviendo un boom. Cada vez se publican más estudios sobre cómo construimos nuestra identidad en una red social, sobre cómo se retratan los hombres y cómo lo hacen las mujeres... Queda muchísimo por estudiar. Lo que sí sabemos es que el voyeurismo emocional produce mucha tolerancia y sucede como con las drogas: que cada vez hay que ir subiendo la dosis. La primera edición de Gran Hermano congeló al país. Hoy en día ese programa aburriría a las piedras. Los programadores televisivos han tenido que ir subiendo mucho la dosis para que la gente siga viendo la televisión. Teniendo en cuenta la transformación que ha experimentado el ámbito de lo íntimo en la última década no tenemos ni idea de cómo va a evolucionar en los próximos diez años".



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Sonata de Otoño (1978) Ingmar Bergman





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¿Por qué tantas personas necesitan contar sus intimidades en Internet?
¿Es una nueva forma de terapia o es simple y llanamente... exhibicionismo?.