(Ramón Gómez de la Serna)
Diego Rivera (1915)
Osvaldo Fresedo & Dizzy Gillespie
-Vida Mía-
La curiosidad del cielo por ver la tierra abre muchas veces el nublado.

Si vais a la felicidad llevad sombrilla.

La lluvia que vemos caer por los cristales son nuestras propias lágrimas magnificadas.


La lluvia que vemos caer por los cristales son nuestras propias lágrimas magnificadas.

Escribir es que le dejen a uno llorar y reír a solas.

El hielo se ahoga en el agua.

Lo peor de los árboles genealógícos es que de pronto se fija en ellos la chismosa cigarra.

La linterna del acomodador nos deja una mancha de luz en el traje.

El reloj municipal marca las horas de los impuestos.

Entre el género epistolar no hay que olvidar la "carta de los vinos".

En la fiebre reaparece lo que nos queda de cuando fuimos volcanes.

El arco del violín cose como aguja con hilo notas y almas, almas y notas.

Los ríos no saben su nombre.

El alba desinfecta la vida y trae olor a cacería.

Un hombre que conserva el palillo en la boca es un rumiante.

No gozamos bien el canto del ruiseñor porque siempre dudamos de que sea el ruiseñor.


El hielo se ahoga en el agua.

Lo peor de los árboles genealógícos es que de pronto se fija en ellos la chismosa cigarra.

La linterna del acomodador nos deja una mancha de luz en el traje.

El reloj municipal marca las horas de los impuestos.

Entre el género epistolar no hay que olvidar la "carta de los vinos".

En la fiebre reaparece lo que nos queda de cuando fuimos volcanes.

El arco del violín cose como aguja con hilo notas y almas, almas y notas.

Los ríos no saben su nombre.

El alba desinfecta la vida y trae olor a cacería.

Un hombre que conserva el palillo en la boca es un rumiante.

No gozamos bien el canto del ruiseñor porque siempre dudamos de que sea el ruiseñor.

"Pan" es palabra tan breve para que podamos pedirlo con urgencia.

La cigüeña no oculta su nido, pero por si acaso lo pone muy alto.

El que escribe con seudónimo parece querer escaparse a la crítica.

Esos que están muy pagados de sí mismos y que creen que todo tiene precio.

El beso es hambre de inmortalidad.

Ser buen dramaturgo es saber dosificar la cantidad de gases lacrimógenos que necesita la sala.


Ser buen dramaturgo es saber dosificar la cantidad de gases lacrimógenos que necesita la sala.

Sobre las hojas grises de los olivos gravita aún
el polvo que levantaron los carros romanos y las diligencias.

el polvo que levantaron los carros romanos y las diligencias.

En la noche helada cicatrizan todos los charcos.

Consejo superfilosófico: "Hágase una fotografía y si sale es que existe",

El día en que se encuentre un beso fósil se sabrá si el amor existió en la época cuaternaria.


Consejo superfilosófico: "Hágase una fotografía y si sale es que existe",

El día en que se encuentre un beso fósil se sabrá si el amor existió en la época cuaternaria.

Perder un pañuelo es comprometerse en llantos ajenos.

Las espigas hacen cosquillas al viento.

El sueño es un depósito de objetos extraviados.

El aullido es el grito más negro del paisaje.

Las gotas de rocío son unas lágrimas anticipadas por lo efímero que es el día que nace.


Las espigas hacen cosquillas al viento.

El sueño es un depósito de objetos extraviados.

El aullido es el grito más negro del paisaje.

Las gotas de rocío son unas lágrimas anticipadas por lo efímero que es el día que nace.

¡Qué tragedia! Envejecían sus manos y no envejecían sus sortijas.

Por los menos ha logrado el erizo que no se emplee su piel en las peleterías.

Hay más millones de microbios en un billete de banco
que los millones que el banco dice tener de capital.


Por los menos ha logrado el erizo que no se emplee su piel en las peleterías.

Hay más millones de microbios en un billete de banco
que los millones que el banco dice tener de capital.

Cuando el que va delante da limosna, el que va detrás no la da,
como si el otro la hubiese dado por él; ley que deja muy mermado el peculio de los pobres.

como si el otro la hubiese dado por él; ley que deja muy mermado el peculio de los pobres.

Hay un momento en que el astrónomo, debajo del gran telescopio,
se convierte en microbio del microscopio de la luna que se asoma a observarle.

se convierte en microbio del microscopio de la luna que se asoma a observarle.

En la resaca, la ola, arrepentida de haber dejado su regalo de conchas,
trata de volvérselas a llevar.

La luna es un banco de metáforas arruinado.

trata de volvérselas a llevar.

La luna es un banco de metáforas arruinado.

El que sabe dormir es el que se entremete la almohada entre el hombro y la mandíbula
como si fuese el violín de los sueños.

como si fuese el violín de los sueños.

Cuando es brasa, el carbón se acuerda de todo,
hasta de cuando era árbol verde en un mundo lleno de esperanzas.

hasta de cuando era árbol verde en un mundo lleno de esperanzas.

Hay mujeres que creen que lo único importante en ellas es
ese poquito de sombra con que se inicia su escote.

ese poquito de sombra con que se inicia su escote.

Cuando se retrasa la luna en el amanecer,
lleva los zapatos en la mano para que no la sientan llegar a su casa.

lleva los zapatos en la mano para que no la sientan llegar a su casa.

Cuando anuncian por el altavoz que se ha perdido un niño, siempre pienso que ese niño soy yo.

¡Cómo rompe los calcetines lo que tenemos de monos irremisibles!

En los bancos de la estación es donde reflexionamos mejor
y se ve la vida que va y viene,
estando sentados entre el presente y el porvenir.

La sensación al andar sobre la nieve es que se hunden los pies en pozos que dan al más allá.

Nos acordamos de cosas de las que no nos acordamos nosotros, sino lo que nos rodea.

Nuestra sombra es la caja de violín de nuestra figura.

El día que el arco iris se ponga de luto será el día del Juicio Final.

Hay unos días grises que hacen la radiografía de la ciudad.

La eternidad envidia a lo mortal.

La luna pone en el bosque luz de cabaret.

Las murallas creyeron que iban a contener los siglos,
pero todas se rompieron y el tiempo se desparramó por los campos.


¡Cómo rompe los calcetines lo que tenemos de monos irremisibles!

En los bancos de la estación es donde reflexionamos mejor
y se ve la vida que va y viene,
estando sentados entre el presente y el porvenir.

La sensación al andar sobre la nieve es que se hunden los pies en pozos que dan al más allá.

Nos acordamos de cosas de las que no nos acordamos nosotros, sino lo que nos rodea.

Nuestra sombra es la caja de violín de nuestra figura.

El día que el arco iris se ponga de luto será el día del Juicio Final.

Hay unos días grises que hacen la radiografía de la ciudad.

La eternidad envidia a lo mortal.

La luna pone en el bosque luz de cabaret.

Las murallas creyeron que iban a contener los siglos,
pero todas se rompieron y el tiempo se desparramó por los campos.

Las greguerías, a pesar de la loable intención de algunos críticos, no forman género literario nuevo, aunque sí pueden considerarse una modalidad nueva, en el momento justo, de un género antiguo y en buena medida desprestigiado, como es el género aforístico.
Del mismo modo que los aforismos, las greguerías son frases breves, plenas de sentido, independientes entre sí y reunidas en colecciones más o menos numerosas al antojo del autor. Se diferencian de aquellos en el tono, mucho más relajado y exento de didactismo.
Con ellas Ramón Gómez de la Serna intenta provocar la sorpresa del destinatario a través de mecanismos en vías de incorporación a la literatura de su época por las corrientes vanguardistas, de las cuales Ramón se convierte en introductor.
Entre los medios utilizados para su elaboración han de destacarse los fónicos-simbólicos (aliteración, paronomasia, rima), diversos juegos de palabras, transformaciones de estructuras lingüísticas y literarias previas, y figuras de todo tipo. La aplicación de la metáfora y otras figuras afines convierte a Ramón en un remozador del lenguaje y de la prosa literaria en lengua castellana.
A la estela de Gómez de la Serna, los miembros de la generación del 27 abordarán sin complejos las técnicas nuevas de un modo más consciente y maduro que él mismo, incorporándolas, en especial a la poesía.
Abordadas desde ángulos de visión muy diferentes se advierte que las greguerías no se pliegan a una clasificación simple. Todos los intentos de reducción a índices o esquemas han sido infructuosos, razón por la cual he preferido no plantear una única posible clasificación de las mismas, sino una múltiple aproximación que responda, en lo posible, a la pluralidad de formas, temas, etc.
Con todo, es más que posible que Ramón, citándose a sí mismo, observara: "la greguería es esas cosas y más que esas cosas, pues la nueva literatura es evasión, alegría pura entre las palabras y los conceptos más diversos, estar aquí y allá al mismo tiempo, desvariar con gracia".
Y probablemente, habría que darle la razón.
Antonio A. Gómez Yebra
Hernán Oliva
-Malena-