miércoles, 8 de mayo de 2013

LA NOVENA DE BEETHOVEN



*


Granada -Andalucía- (España),
 7 de junio de 1944



En 1969, Miguel Ríos publica “Himno a la alegría” una adaptación del cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven con arreglos musicales de Waldo de los Ríos. Vendió siete millones de discos en todo el mundo, copando los primeros lugares de las listas de éxitos en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, Suecia, Italia, Austria, Holanda, Canadá...

“Supuso el que tomara conciencia de que podía cantar, escribir textos, utilizar la imaginación y construir algo sólido como un disco”, dijo Miguel Ríos acerca de este éxito internacional.


HIMNO A LA ALEGRÍA
MIGUEL RÍOS

(dirige la orquesta el maestro Ibarbia)


escucha hermano la canción de la alegría 
el canto alegre del que espera un nuevo día 
ven canta sueña cantado 
vive soñando el nuevo sol 
en que los hombres 
volverán a ser hermanos

ven canta sueña cantado 
vive soñando el nuevo sol 
en que los hombres 
volverán a ser hermanos

si en tu camino sólo existe la tristeza 
y el llanto amargo 
de la soledad completa
ven canta sueña cantado 
vive soñando el nuevo sol 
en que los hombres 
volverán a ser hermanos

si es que no encuentras la alegría 
en esta tierra 
búscala hermano 
más allá de las estrellas
ven canta sueña cantado 
vive soñando el nuevo sol 
en que los hombres 
volverán a ser hermanos


También en inglés:





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La Novena Sinfonía de Beethoven  y la Oda resurgieron con fuerza durante los años 70.
El testigo lo tomó primero Miguel Ríos, que hizo en 1969, la que quizás sea la mejor versión de la Novena, reescribiendo la letra.


Unos pocos años después, en 1972, el Consejo de Europa, organismo internacional bajo el que se agrupan casi todos los estados europeos, pide al famoso director austriaco Herbert Von Karajan, unos arreglos para piano, viento y orquesta sinfónica y el 19 de Mayo de 1985, la Unión Europea (no confundir con el Consejo de Europa), adopta la versión de Karajan como Himno Europeo.

Los ideales de Friederich Von Schiller de libertad y hermandad, son adoptados como el ideal al que aspira Europa; "no pretende reemplazar los himnos nacionales de los Estados miembros sino celebrar los valores que todos ellos comparten y su unidad en la diversidad." 
El Himno dura 2 minutos.



El tema no quedará ahí. Este relanzamiento de la obra de Schiller y Beethoven en los 70 y 80, dará lugar a nuevas versiones que han llevado al "Himno a la alegría" a categorías como el pop, el jazz, el heavy e incluso el rap. 

***




LA SINFONÍA NO. 9

Retrato de Beethoven por Joseph Karl  Stieler. 
Es sin duda la imagen más difundida del músico
y sí, posiblemente, reproduce con alguna 
fidelidad sus rasgos, el entorno claramente romántico
que rodea la figura no le confiere visos de
verosimilitud , sino que da más bien la impresión 
de ser una fantasía del pintor.

*
Después de terminar la Missa solemnis, Beethoven comenzó a desarrollar esquemas de la Sinfonía n.º 9. Esto ocurrió a finales de 1822. Pero hay sobrados indicios de que los esbozos de esta gran obra corresponden de hecho a 1812. En cierta ocasión, el maestro le explicó al músico L. Schlosser la forma como se gestaban en su interior las ideas musicales y el tiempo que tardaba en elaborarlas: "Yo llevo mis ideas dentro de mí mucho tiempo, con frecuencia muchísimo tiempo, antes de escribirlas. Quedan así tan grabadas en mi memoria que estoy seguro de no olvidar jamás, por muchos años que pasen, cualquier tema que haya concebido. Cambio muchas cosas, las rechazo y vuelvo sobre ellas hasta que me satisfacen. Entonces empieza en mí la elaboración a lo largo, a lo ancho, a lo alto y a lo hondo, y como sé exactamente lo que quiero, la idea que fermenta en el fondo nunca me abandona. No puedo decir con certeza de dónde tomo mis ideas. Sin haberlas evocado, surgen inmediatamente o por etapas. Lo que  las suscita son los estados de ánimo que se expresan en mí mediante sonidos, que susurran, retumban, atruenan, hasta convertirse en música..."

En el caso de la Sinfonía n.º 9, Beethoven, efectivamente, tardó mucho tiempo en elaborar unas ideas que había gestado diez años antes. ¿Cómo se explica esto? Los estudiosos de la obra beethoveniana han sostenido con rigor que el ciclo sinfónico del maestro se agotó después de componer la Sinfonía n.º 8, esta obra y la Séptima aparecieron ya en su momento privadas de mensajes ideales; eran dos obras en las cuales Beethoven se había interesado antes que nada por la búsqueda de nuevas posibilidades estructurales de la Sinfonía, pero estas quedaron todavía vinculadas a la tradición clasicista. Precisamente el estudio de los esbozos de la Novena da cuenta de que Beethoven, ya en 1812, se había separado por completo del modelo clásico. Habían de pasar, sin embargo, diez años repletos de nuevas experiencias musicales, para que el compositor fuera capaz de dar forma adecuada a aquella lejana inspiración. Porque en realidad, y como sostienen los estudiosos, la Novena Sinfonía es la columna vertebral en torno de la cual se articula el estilo del último periodo beethoveniano. En ella, se observa aquella tendencia a desarrollar y variar en todas sus posibilidades una célula temática fundamental de la que se deduce el resto del material musical de una composición y, al mismo tiempo, en ella aparece aquella ruptura con los nexos lógicos de la Sinfonía clásica (nexos indispensables en un Mozart o en un Haydn, e incluso en el primer Beethoven, aun cuando fueran repetitivos) o, si se prefiere, aquella forma elíptica con que se presentan las ideas musicales en el último estilo del maestro.

Estos dos procedimientos, que se fundan en la realidad en el principio de la variante, están ya presentes en el Beethoven anterior, y pueden reconocerse particularmente en la Tercera, Quinta y Sexta Sinfonías. Pero su plena maduración artística corresponde a la Novena, que, por otra parte, constituye una elusiva síntesis de aquellos dos modos antitéticos de que antes hemos hablado: la Sinfonía entendida como composición especialmente apta para transmitir un mensaje ideológico (y el ejemplo arquetípico lo proporciona la Sinfonía n.3, "Heroica") y la Sinfonía entendida como una composición en la que se prescinde de cualesquiera significados extramusicales (como ocurre con la Séptima y la Octava).

Johann Christoph Friedrich Schiller
La dificultad para hacer converger estos dos modos fue grande. En el otoño de 1823, Beethoven ya había compuesto los tres primero movimientos de la Sinfonía n.º 9 y, de pronto, se interrumpió porque dudaba entre un final de carácter puramente instrumental o un final en el que se integraban las voces humanas de los solistas y el coro. Finalmente optó por esta última solución, incorporando el texto de la oda An die Freude (A la alegría), de Friedrich Schiller, una composición poética que el compositor apreciaba muchísimo ya desde su época juvenil. Al optar por esta parte coral, a Beethoven se le planteó la cuestión de cómo fusionar en un mismo tejido musical los tres primero movimientos orquestales y este cuarto y último movimiento coral. Para resolver este problema, que hasta entonces se había expresado en él de forma diferenciadamente antitética, antepuso un compilación de todas las ideas instrumentales expuestas en los tres primeros movimientos al comenzar el movimiento final; así aseguraba la continuidad de los dos grandes bloques. Pero es de destacar -y en ello reside la grandeza creativa de la Novena- que, dejando de lado este recurso estructural, la parte instrumental y la parte coral de la sinfonía conviven entre sí y se intercomunican en sus respectivos significados. El milagro sinfónico de esta gran obra es este. La oda A la alegría interpretada al final anticipa su significado proyectándose en lo tres primeros movimientos y, al mismo tiempo, corona el significado puramente musical de estos como final lógico y plenamente orgánico.

De esta manera genialmente trabada, la Sinfonía n.º 9 da comienzo con un Allegro ma non troppo, un poco maestoso que se construye sobre dos temas principales. El primero es majestuoso, el segundo en Si bemol, es más contenido y expresivo. Entre los dos se suceden episodios secundarios intercalados a menudo en virtud de audaces modulaciones. El segundo movimiento, Molto vivace, es en realidad un Scherzo cuyo tema principal, en Re menor, se presenta en entradas fugaces; un segundo tema en Fa, vibra a continuación para dar paso a un trío en Re mayor basado en un contrapunto del fagot. El tercer movimiento es un Adagio molto e cantabile. en Si bemol, construido también sobre dos temas, siendo el primero de ellos objeto de dos bellas variaciones por parte de los violines.

El cuarto movimiento, Presto (con coro final), en Re menor, y de una excepcional duración (veintiséis minutos), repite los temas iniciales de los movimientos anteriores (es aquel recurso estructural que acabamos de mencionar) y da paso a la voz del barítono solista que interrumpe con su "O Freunde, nicht diese Toene..." para arrastrar, en primer lugar, a los demás solistas del cuarteto vocal. "Amigos, cesen esos acentos y entonemos alegres cantos". El coro se suma luego a esta magna celebración de la alegría. Hay un majestuoso andante, acompañado por triángulo, platillos y bombo que desemboca de nuevo enérgicamente en el tema principal; las voces aquí se entrecruzan desde sus distintos registro para cantar "más allá de las estrellas habita un Padre querido".
El coro final proclama el último verso de la oda A la alegría de Schliller, aquel que dice: "Todos los hombres son hermanos".


EL LEGADO DE LA "NOVENA SINFONÍA"

La Sinfonía n.º 9, que había sido encargada, por cierto, por la Philarmonic Society de Londres en 1822, fue estrenada el 7 de mayo de 1824 en el teatro vienés de Porta Carintia, en la misma sesión se estrenó parcialmente la Misa solemnis. De aquella histórica velada, digamos tan solo que la orquesta fue preparada por el fiel Schuppanzigh y por Michael Umlauf y que el cuarteto de solistas estuvo integrado por Anton Haizinger (célebre intérprete de la ópera Fidelio), Joseph Seipetl, Henriette Sontag y Caroline Unger. El éxito fue total, pero importa que retengamos la imagen de un hombre que ha asistido al concierto desde el foso de la orquesta; no ha oído nada, pues está completamente sordo, y durante toda la sesión se le ha visto hojeando unas partituras: este hombre mutilado, que ni siquiera puede escuchar la música que tan genialmente ha creado, este hombre es Ludwig van Beethoven.

Desde su estreno en aquella memorable ocasión, la Sinfonía n.º 9 se convirtió en el principal legado sinfónico de la música europea. Los herederos de este legado, desde Shubert, Mendelssohn y Schumann a Brahms, Chaikovsky, Bruckner y Mahler, intentaron por todos los medios alcanzar esta profunda interioridad que es característica de la Novena, aunque sin conseguirlo en ninguno de los casos. Otra cosa son los distintos recursos musicales de  esta gran obra que fueron aprovechados en diferente medida por cada uno de aquellos compositores. Pero ninguno de ellos logró recomponer la totalidad musical beethoveniana por más que la persiguieran (y hasta cierto punto la lograran) desde el punto de vista formal. La intensidad expresiva de la Novena es hoy por hoy una cima inalcanzada en la historia del arte occidental.


Retrato de Leopold Radoux que representa
al abuelo de Beethoven, que se llamaba, 
como él, Ludwig.
[Ludwing van Beethoven nació el 16 de diciembre de 1770 en Bonn. Su familia, de origen flamenco, se había establecido en la Corte renana hacía un par de generaciones. Nunca se han conocido exactamente las razones por las cuales el abuelo del futuro compositor, que también se llamaba Ludwig, abandonó Amberes y emigró a Bonn, donde vivía un lejano pariente suyo. Esto sucedió en 1731, época durante la cual, en la pequeña Corte renana (uno de tantos principados que dividían entonces Alemania), reinaba el príncipe elector Clemente Augusto. En cualquier caso, se sabe que la rama flamenca de los Beethoven, afincada en el norte de Bélgica, era una familia de artesanos, y que Ludwig, el abuelo del compositor, al dejar su país natal abandonó también el oficio de sastre al que se le había destinado para dedicarse de lleno a su vocación de violinista. Quizá sea esta la razón que explique su emigración a Bonn, una Corte pequeña en la que se apreciaba la música y la danza y en la que el mecenazgo de un atento príncipe elector ofrecía posibilidades reales de emplearse como músico. A lo largo de los siglos XVII y XVIII este fue un hecho corriente en la Europa central y provocó muy a menudo la emigración de muchos profesionales de la música...]




Symphonie No. 9 Beethoven (4.Mov.)

4. Movement "Presto"
Elisabeth Schwarzkopf, soprano
Elsa Cavelti, contralto
Ernst Haefliger, tenor
Otto Edelmann, bass
Lucerne Festival Chorus
Philharmonia Orchestra
Wilhelm Furtwängler, conductor
Lucerne, 22.VIII.1954







ODA A LA ALEGRÍA 

(El texto en negrita fue añadido por Beethoven)


Bariton Solo

O Freunde, nicht diese Töne!
Sondern laßt uns angenehmere anstimmen,
und freudenvollere.
Freude! Freude!

Quartett mit Chor

Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.

Wem der große Wurf gelungen,
Eines Freundes Freund zu sein,
Wer ein holdes Weib errungen,
Mische seinen Jubel ein!
Ja, wer auch nur eine Seele
Sein nennt auf dem Erdenrund!
Und wer´s nie gekonnt, der stehle
Weinend sich aus diesem Bund!

Freude trinken alle Wesen
An den Brüsten der Natur,
Alle Guten, alle Bösen
Folgen ihrer Rosenspur.
Küsse gab sie uns und Reben,
Einen Freund, geprüft im Tod.
Wollust ward dem Wurm gegeben,
Und der Cherub steht vor Gott.

Tenor Solo & Chor

Froh, wie seine Sonnen fliegen
Durch des Himmels prächtgen Plan,
Laufet, Brüder, eure Bahn,
Freudig wie ein Held zum Siegen.

Chor

Seid umschlungen, Millionen!
Diesen Kuss der ganzen Welt!
Brüder - überm Sternenzelt
Muss ein lieber Vater wohnen.

Ihr stürzt nieder, Millionen?
Ahnest du den Schöpfer, Welt?
Such ihn überm Sternenzelt,
Über Sternen muss er wohnen.

Chor

Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.

Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elysium,
Freude, schöner Götterfunken!

*

SOLO DE BARÍTONO

¡Oh amigos, cesad esos ásperos cantos!
Entonemos otros más agradables y
llenos de alegría.
¡Alegría, alegría!

BARÍTONO, CUARTETO, Y CORO

 ¡Alegría, hermosa chispa de los dioses

 hija del Elíseo!
 ¡Ebrios de ardor penetramos,
 diosa celeste, en tu santuario!
 Tu hechizo vuelve a unir
 lo que el mundo había separado,
 todos los hombres se vuelven hermanos
 allí donde se posa tu ala suave.


 Quien haya alcanzado la fortuna

 de poseer la amistad de un amigo, quien
 haya conquistado a una mujer deleitable
 una su júbilo al nuestro.
 Sí, quien pueda llamar suya aunque
 sólo sea a un alma sobre la faz de la Tierra.
 Y quien no pueda hacerlo,
 que se aleje llorando de esta hermandad.


 Todos los seres beben la alegría

 en el seno de la naturaleza,
 todos, los buenos y los malos,
 siguen su camino de rosas.
 Nos dio ósculos y pámpanos
 y un fiel amigo hasta la muerte.
 Al gusano se le concedió placer
 y al querubín estar ante Dios.


 SOLISTA TENOR Y CORO

 Gozosos, como los astros que recorren

 los grandiosos espacios celestes,
 transitad, hermanos,
 por vuestro camino, alegremente,
 como el héroe hacia la victoria.


 CORO

 ¡Alegría, hermosa chispa de los dioses

 hija del Elíseo!
 ¡Ebrios de ardor penetramos,
 diosa celeste, en tu santuario!
 Tu hechizo vuelve a unir
 lo que el mundo había separado,
 todos los hombres se vuelven hermanos
 allí donde se posa tu ala suave.



 ¡Abrazaos, criaturas innumerables!

 ¡Que ese beso alcance al mundo entero!
 ¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
 tiene que vivir un Padre amoroso.



 ¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?

 Búscalo sobre la bóveda estrellada.
 Allí, sobre las estrellas, debe vivir.

 ¡Alegría, hermosa chispa de los dioses,
 hija del Elíseo!

 ¡Ebrios de ardor penetramos,
 diosa celeste, en tu santuario!
 ¡Abrazaos, criaturas innumerables!
 ¡Que ese beso alcance al mundo entero!
 ¿Os prostráis, criaturas innumerables?
 ¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?
 ¡Búscalo sobre la bóveda estrellada!
 Hermanos, sobre la bóveda estrellada
 tiene que vivir un Padre amoroso.



 ¡Alegría, hija del Elíseo!

 Tu hechizo vuelve a unir
 lo que el mundo había separado
 todos los hombres se vuelven hermanos
 allí donde se posa tu ala suave.



 ¡Abrazaos, criaturas innumerables!

 ¡Que ese beso alcance al mundo entero!
 ¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
 tiene que vivir un Padre amoroso.



 ¡Alegría, hermosa chispa de los dioses,

 hija del Elíseo!
 ¡Alegría, hermosa chispa de los dioses!

*

Retrato de Beethoven
por Willibrord Joseph Mähler

17 comentarios:

Juan Nadie dijo...

La Novena es una de las piezas más portentosas de la música de todos los tiempos.
Lo que hicieron Miguel Ríos y Waldo de los Ríos con ella, se lo perdonaremos, que Miguelito nos cae bien.

Sirgatopardo dijo...

Será a ti, yo a este y a Luis Cobos los enviaba a galeras.
Eso sí, acompañado del matrimonio feliz tan de izquierdas.

Juan Nadie dijo...

Joé, yo es que no quería decir tanto, que hay que convivir, hombre...
Obviando esto, casi que estoy de acuerdo, oye...

Juan Nadie dijo...

En cuanto al matrimonio feliz, no te metas con ellos, hombre, que bastante tienen con lo suyo.

marian dijo...

¿Pero con la lista interminable que tenemos para mandar a las galeras vamos a mandar a unos músicos?
Todo a pulmón...NO.

Y para un matrimonio feliz que hay, si tendríamos que hacerles un monumento y todo.

Sirgatopardo dijo...

Visto así, mejor a las minas.

Sirgatopardo dijo...

Menos mal que Ludwig Van murió sordo, así podrá descansar en paz.

marian dijo...

Sí, menos mal, porque si nos escuchase...
Nos perdonaría, porque sabe que para nosotros la novena es como si fuese la primera.

jose dijo...

tal vez no os acordáis de esta otra versión del Himno a la alegría...

http://elmitodelataberna.blogspot.com.es/2009/05/pete-seeger-sigue-activo.html

Juan Nadie dijo...

Claro que nos acordamos, yo al menos sí. Una versión tan curiosa como magnífica. Otra cosa.

marian dijo...

Probre Miguel...

marian dijo...

A mí me gusta la tuya Miguel, don´t worry.

jose dijo...

si la de miguelito no era tan mala mujer.
lo que pasa es que estos son unos exageraos

marian dijo...

La de Seeger no está mal, pero nada del otro mundo y mira que él me gusta, es como la de Miguel Ríos, pero con banjo.

Sirgatopardo dijo...

Ni "exageraos" ni leches, son una basura.

marian dijo...

Also sprach Zarathustra...

marian dijo...

Ya no sé ni escribir, quería decir "probe Miguel".