domingo, 12 de agosto de 2012

SHAKE YOUR BOOTY





l´etoile perdure
(William Bouguereau)
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"Si hasta hace poco la palabra mierda se reemplazaba en los libros por puntos suspensivos, no era por motivos morales. ¡No pretenderá usted afirmar que la mierda es inmoral! El desacuerdo con la mierda es metafísico. El momento de la defecación es una demostración cotidiana de lo inaceptable de la Creación. Una de dos: o la mierda es aceptable (¡y entonces no cerremos la puerta del water!), o hemos sido creados de un modo inaceptable.  De eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser, es un mundo en el que la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese. Este ideal estético se llama kitsch...kitsch es la negación absoluta de la mierda; en sentido literal y figurativo. El kitsch elimina desde su punto de vista todo lo que en la existencia humana pudiera considerarse inaceptable".


                   Milan Kundera. -1984- La insoportable levedad del ser (Nesnesitelná lehkost byti)





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sranje      wno                kak          stront             mut               
sitt              sudi        lort      šudas                   chi 
mierda       paska      cac            ta     merda   scheiße 

pox     hovno        skit    cachu     kaka       szar                      skíta          rahat                  bok           tahi   shit
kotoran       dritt    




De medio abajo se permiten voces;
para los gormadores hay capuces.
(Quevedo)




Tronos y Tronío


Los cretenses tuvieron inodoros, completos con cisternas alimentadas por corrientes de agua, palancas que controlaban el flujo del líquido y bajantes. La paternidad del invento es disputada por la civilización Harappa, en India, que ya tenía retretes y un complejo sistema de drenaje al menos 500 años antes, alrededor de 2500 a.C.
En China también se hallaron restos de un inodoro en una tumba de un emperador de la dinastía Han, el cual se remonta entre el 206 a.C. y 24 d.C.

El retrete tampoco les fue desconocido a los egipcios y romanos, a estos últimos en forma de sistemas de letrinas regadas por agua corriente. Los historiadores romanos recogen la existencia de 144 letrinas públicas en Roma, aunque hoy día sólo hay pruebas arqueológicas de unas pocas. Una de ellas, de la época de Adriano (Hadrianus Augustus, 100 d.C.) está sobre las tiendas del Forum Julium y otras están en el Largo Argentina, cerca del Teatro de Pompeyo.
Eran servicios básicos instalados en los edificios de las termas y sus cisternas descargaban el agua de los propios baños. Muchas de las viviendas de Roma, sobre todo las elevadas, no tenían retrete porque carecían del suministro de agua necesario para evacuarlo.


Los romanos, grandes urbanizadores, construyeron letrinas públicas. Era una sala cuadrada o rectangular, provista de un banco corrido adosado a la pared en todo el contorno. Este banco, de losas de piedra fina, tenía orificios situados a distancias fijas, sobre los que se sentaban los usuarios. El interior del banco estaba hueco y por él fluía una corriente constante de agua canalizada que lo sometía a un lavado continuo, la cual se llevaba los residuos hasta las canalizaciones de aguas de desecho o cloacas y evitaba los malos olores. Un canalillo de agua corriente constante fluía en el suelo ante el banco, que permitía un constante lavado de las esponjas marinas insertadas en mangos de madera que se empleaban para lavarse las partes después de realizar una necesidad, y en el centro de la sala una fuente permitía lavarse las manos. Aparte de estos lavabos públicos en el centro de las ciudades, distintos edificios públicos tenían letrinas anexas, un gran avance sanitario para la época. Y no tenían problemas los usuarios en usarlos comunalmente, ya que carecían de cabinas individuales. 

En las casas medianamente acomodadas, el excusado disponía también de este sistema de agua corriente. Incluso los romanos, en campañas guerreras, cuando construían sus campamentos móviles, sabían que unas zanjas excavadas donde iban los soldados a evacuar y que era lo practicado por otros pueblos, era una fuente de enfermedades. Así que buscaban siempre que podían la cercanía de un arroyo, fuente o río, excavaban un canal, y desviaban una parte de la corriente a las zanjas de sus letrinas, de modo que siempre estuvieran lavadas de residuos. Los romanos contruyeron estas letrinas por todas las ciudades del imperio, en cuyas ruinas podemos a veces ver conservados estos servicios. Incluso en ciudades de mayor antigüedad a la presencia romana del siglo III a.C., en la ciudad romana de Ostia (puerto a pequeña distancia de Roma), son unas letrinas públicas junto al foro. La sala es mucho más grande, pero se ve el detalle del banco corrido, aunque casi todos los revestimientos de placa de mármol de paredes de la sala, expoliados hace siglos, han desaparecido.
Este fue el sistema sanitario más efectivo antes de la invención del W.C. con sifón. Con la caída del Imperio Romano, en general en el occidente cristiano se perdió por el desagüe. El periodo comprendido entre los siglos V y XV d.C. fue nefasto para la higiene. Las calles estaban llenas de excrementos por todas partes. Las personas daban alivio al cuerpo en esquinas, ríos y árboles.
Las letrinas eran zanjas, pozos ciegos y lugares insanos y malolientes, fuente de todo tipo de infecciones.
En villas, ciudades y pueblos, se recogían los desechos en orinales, bacinillas, chatas o tazas de noche,  cuyo contenido se arrojaba a la vía pública al grito de :¡¡¡Aaagua va!!!, 
y en muchos casos, el contenido iba a parar a la cabeza de un transeúnte desprevenido, a menos que se hubiera apartado a tiempo.

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Con la caída del Imperio Romano cayó la costumbre del baño y muchas otras relacionadas con la higiene, aunque se mantuvo durante algún tiempo. Sin embargo, conforme transcurrió la edad media las ciudades europeas se transformaron en asentamientos humanos fétidos e insalubres, que fueron fértil caldo de cultivo de catastróficas pandemias.

La Roma antigua, o Córdoba y Sevilla en tiempos de los romanos y de los árabes estaban más limpias que París o Londres en el medioevo, en cuyas casas no había desagües ni baños.

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¿Qué hacían entonces las personas?


LAS  CALLES  COMO  BAÑOS  PÚBLICOS


Habitualmente, frente a una necesidad imperiosa, el individuo se apartaba discretamente a una esquina. La gente utilizaba los callejones traseros de las casas o cualquier cauce cercano. Nombres de los como el del francés Merderon revelan su antiguo uso. Los baños vertían sus desechos en fosas o pozos negros, con frecuencia situados junto a los de agua potable, lo que aumentaba el riesgo de enfermedades.

La orina humana en la Edad Media tuvo muchos usos, era recogida en vasijas (dispuestas en las calles y en los rellanos de las escaleras) y se utilizaba en las lavanderías (por su alto contenido en amoniaco). La blancura de las lanas y los linos de senadores, emperadores, reyes, nobles y caballeros procedía de los orines de los pobres, los siervos y los campesinos.Todo se reciclaba. Había gente dedicada a recoger los excrementos de los pozos negros para venderlos como estiércol.
Los tintoreros guardaban en grandes tinajas la orina, que después usaban para lavar pieles y blanquear telas. Lo que no se reciclaba quedaba en la calle, porque los servicios públicos de higiene no existían o eran insuficientes. En las ciudades, las tareas de limpieza se limitaban a las vías principales. Las autoridades contrataban a criadores de cerdos para que sus animales, como buenos omnívoros, hicieran desaparecer los restos de los mercados y plazas públicas, o bien se encomendaban a la lluvia, que de tanto en tanto se encargaba arrastrar los desperdicios.


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Erasmo de Rotterdam, el erudito humanista del siglo XVI, que escribió uno de los primeros libros de etiqueta de la historia, nos aporta algunas de las primeras normas escritas de conducta para el “cuarto de baño” y las funciones corporales. Nos advierte que la ética galante, en la que se enseña cómo debe presentarse un joven ante la sociedad educada”, obra escrita alrededor del año 1700, recomienda:

“Si pasas junto a una persona que se esté aliviando, debes hacer como si no la hubieras visto. “Es descortés saludar a alguien mientras esté orinando o defecando”, y en lo que se refiere a soltar ventosidades recomienda que se “disimule con una tos el estruendo explosivo… Sígase la ley de sustituir las flatulencias por toses”.


[El emperador romano CLAUDIO sufría flatulencias, y una gran vergüenza al dejar escapar sus gases en público, que no eran ni esporádicos ni silenciosos; la solución se la dio su médico personal, un griego llamado Jenofonte, Claudio promulgó una serie de leyes que obligaban a los cortesanos, en su presencia, a tirarse dos ventosidades por cada una de la suyas y recomendó a la población no reprimir sus gases, tirarse pedos, decía, era una costumbre muy saludable]



En castillos y fortalezas se gozaba del privilegio de asientos especialmente construidos…sobre agujeros que desembocaban en el río o el jardín. La invención del retrete, water-closet o water-cló data de 1589 y es obra del inglés John Harrington. El diseño incluía una cisterna que también podía servir de pecera, según la descripción, una reserva de agua en la taza y una manija para activar el mecanismo. Como la reina Isabel I de Inglaterra en persona era madrina de Sir Harrington, un retrete fue instalado en su palacio.
Por otro lado, algunas fuentes señalan que Harrington fue ridiculizado por su estrafalaria invención y, al tiempo la abandonó. Cuando en 1596 Harrington publicó una sátira en la que describía con detalle su inodoro, la reina lo expulsó de la Corte. Enrique III de Francia, un monarca no querido por sus súbditos, fue asesinado por Jacques Clement mientras estaba sentado en el retrete en 1589.







LA ILUSTRACIÓN TRAJO AIRES NUEVOS

Tanta suciedad no podía durar mucho más tiempo y cuando los desagradables olores amenazaban con arruinar la civilización occidental, llegaron los avances científicos y las ideas ilustradas del siglo XVIII para ventilar la vida de los europeos. Poco a poco volvieron a instalarse letrinas colectivas en las casas y se prohibió desechar los excrementos por la ventana, al tiempo que se aconsejaba a los habitantes de las ciudades que aflojasen la basura en los espacios asignados para eso. En 1774, el sueco Karl Wilhehm Scheele descubrió el cloro, sustancia que combinada con agua, blanqueaba los objetos y mezclada con una solución de sodio era un eficaz desinfectante. Así nació la lavandina, en aquel momento un gran paso para la humanidad.

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 Tuberías y retretes: la revolución higiénica

En el siglo XIX, el desarrollo del urbanismo permitió la creación de mecanismos para eliminar las aguas residuales en todas las nuevas construcciones. Al tiempo que las tuberías y los retretes ingleses (WC) se extendían por toda Europa, se organizaban las primeras exposiciones y conferencias sobre higiene. A medida que se descubrían nuevas bacterias y su papel clave en las infecciones —peste, cólera, tifus, fiebre amarilla—, se asumía que era posible protegerse de ellas con medidas tan simples como lavarse las manos y practicar el aseo diario con agua y jabón. En 1847, el médico húngaro Ignacio Semmelweis determinó el origen infeccioso de la fiebre puerperal después del parto y comprobó que las medidas de higiene reducían la mortalidad. En 1869, el escocés Joseph Lister, basándose en los trabajos de Pasteur, usó por primera vez la antisepsia en cirugía. Con tantas pruebas en la mano ya ningún médico se atrevió a decir que bañarse era malo para la salud.


El Inodoro moderno





En 1775 John Cummins patentó un w.c. de cisterna, perfeccionado en 1778 por Samuel Prosse con su válvula esférica.

El verdadero inventor del inodoro moderno fue Thomas Crapper en el año 1884, quien dio en la tecla cuando inventó el “flotante”, un dispositivo que cierra automáticamente el flujo de agua una vez que el tanque está lleno. Versiones de la válvula flotante de Crapper todavía hoy están en uso. Un dato curioso: en EEUU “crapper” significa baño o retrete (por tal motivo, decir "I´m going to the crapper" significaría, literalmente, "voy al retrete"). Aunque dicen que Thomas Crapper se dedicó, en efecto, al negocio, entre 1861 y su retiro en 1904. El comerciante registró también nueve patentes relacionadas con el artefacto.
En el siglo XIX, el desarrollo del urbanismo permitió la creación de mecanismos para eliminar las aguas residuales en todas las nuevas construcciones. Al tiempo que las tuberías y los WC se extendían por toda Europa.



De un espléndido banquete
salió don Melitón,
y un grandísimo «apretón»
en la calle le acomete.

Alivio fue de su mal
un portal que abierto halló;
pero el cuitado no vio
que era de un «grande» el portal.

A castigar su insolencia,
sale el portero irritado,
y le dice: - «!Descarado!,
daré parte a su Excelencia».

Mas don Melitón con modo
al portero respondió:
- «¿Qué dice usted?... parte no,
puede usted dárselo todo».


(Anónimo español - Siglo XIX)





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HE AQUÍ UN MUESTRARIO VARIADO de distintas épocas y estilos:


modelo rudimentary


modelo basicus


modelo último plato


modelo velvet


modelo inclasificable


modelo ejecutiv@


modelo maría antonieta


modelo luis XV


modelo aires orientales


modelo ganchillo


modelo letizia


modelo gobregón




modelo último modelo


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para nostálgicos


¿Qué hacemos con los residuos?, para eso están las depuradores.

¿Cómo funciona una depuradora?

El agua sucia se vierte al alcantarillado por industrias y zonas urbanas. El agua llega a la estación depuradora a través de un sistema de colectores. El tratamiento se inicia en el bombeo de entrada, donde el agua es impulsada a una cota que le permitirá circular por diferentes elementos de la planta.

Unas rejas de desbaste retienen la suciedad sólida más gruesa: se trata del desbaste de gruesos. La operación se repite con tamices más espesos, que forman el desbaste de finos. El pretratamiento continúa y acaba en el desarenador-desengrasador donde, por procesos mecánicos, se hunden las arenas y flotan las grasas. En casos de fuertes contaminaciones industriales, se añaden coagulantes químicos y se produce la floculación: ello favorece la decantabilidad de la materia en suspensión.

El siguiente paso consiste en separar por medios físicos los detritos (constituyentes de la materia en suspensión) en el decantador primario, en cuyo fondo se pretende depositen los fangos primarios. La carga contaminante restante se elimina por medios biológicos, ya que determinadas bacterias se alimentan de la materia orgánica, tanto disuelta como en suspensión. Para ello necesitamos un depósito llamado reactor biológico y una aportación de oxígeno. En el edificio de sopladores se aporta al reactor biológico el aire que las bacterias necesitan para poder asimilar la materia orgánica.

Por su peso, los biosólidos formados en el reactor se depositan en el fondo del decantador secundario y así se separan del agua (fangos secundarios) El agua ya limpia retorna a la naturaleza y continúa su ciclo.

O...
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EL TRÁNSITO INTESTINAL
O
LAS GUERRAS INTESTINAS
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Para mejorar el tránsito intestinal, no hay nada mejor que
practicar un poco de ejercicio físico regularmente,
por ejemplo: bailar.
 En el pasillo, en el salón, en la cocina, donde sea,
a mover el esqueleto.



KC & The Sunshine band      
Shake, shake, shake your booty










Electric Light Orchestra (LA ELO)
Last Train To London





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Y NO PODÍA FALTAR EN UNA DISCOTECA :
 DONNA SUMMER
Boston, EEUU, 31 de diciembre de 1948
Florida, EEUU, 17 de mayo de 2012
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LAST DANCE
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EN LOS SETENTA DOS ESPAÑOLAS CONQUISTARON LAS DISCOTECAS DE TODA EUROPA, UNA RIOJANA DE LOGROÑO (MAYTE MATEOS) Y UNA MADRILEÑA (MARÍA MENDIOLA).
BACCARA

mayte mateos


Yes Sir I Can Boogie 















4 comentarios:

Sirgatopardo dijo...

Cómo dicen los actores : ¡Te deseo mucha mierda con éste post!

marian dijo...

Lo mismo para ti, que la temporada próxima aparezcas en la guía Michelín.

Juan Nadie dijo...

Escatológico post, vive dios.

marian dijo...

Había que hacerles un homenaje; qué seríamos sin ellos y sin ese sistema de alcantarillado.
Además, con eso de los aires, que levante la mano quien no haya padecido alguna vez de gases, semos humannos.