lunes, 4 de abril de 2016

TRUCOS DE PELÍCULA (II)

Hacia 1905, y para satisfacer la curiosidad de los espectadores  sobre cómo se rodaban las películas  y cuáles eran los secretos del Cine, la casa LIEBIG, que fabricaba un conocido extracto de carne, produjo un juego de tarjetas postales con el título:


LOS TRUCOS DEL CINE


En el reverso de las tarjetas aparecían unas explicaciones que evocan aquella época de la HISTORIA DEL CINE...



Como nadie lleva su amor al Cine hasta el punto de dejarse cortar los miembros por él, para una escena como esta hace falta contratar a un hombre que haya perdido ya sus dos piernas a la altura de las rodillas. Luego se le pone en la carretera, con un par de piernas falsas acopladas a los muslos. Un automóvil que pasa parece cortarle las extremidades inferiores. Para dar la impresión de que, antes del terrible accidente, el personaje tiene las dos piernas en perfecto estado, se le sustituye por un "doble" que lleva las mismas ropas y que le suplanta aprovechando un imperceptible "parón" de cámara.




Se trata de un truco muy efectivo. El método es sencillo, pero para que la ilusión de realidad sea completa, es necesario que el tren de juguete, el pequeño puente que tiene que derrumbarse bajo su peso y los detalles de la maqueta hayan sido cuidadosamente preparados. Los espectadores de cine, conmocionados por la catástrofe que tienen ante sus ojos, se preguntan cómo el operador pudo permanecer impasible y seguir rodando una escena tan terrible, cómo tuvo la necesaria sangre fría para seguir haciendo funcionar su cámara y no correr en ayuda de las víctimas.






Se diría que es obra de magia el que estas calabazas parezcan subir a toda velocidad por una calle empinada y terminar saltando y metiéndose por una ventana. Pero la explicación es bien sencilla. Si la película se pasa hacia atrás, los movimientos se ven invertidos. Para esta escena, una mano oculta tiró las calabazas por una ventana, mientras que el hombre que parece perseguirlas estaba corriendo realmente hacia atrás hacia el carro. Sin embargo, pasando la película en sentido inverso, el operador logra dar la ilusión de que las calabazas corren hacia arriba y de que el hombre las está persiguiendo.





¿Quién no la ha visto todavía, con su resplandeciente cola de escamas moviéndose voluptuosamente entre la flora y la fauna del fondo del mar? La impresión de la realidad es asombrosa; y sin embargo, la actriz que parece nadar en las profundidades submarinas no tiene necesidad de mojarse ni tan siquiera los dedos de los pies para hacer creer que es una sirena. Se limita a echarse sobre una alfombra, cuyos dibujos representan plantas acuáticas, y a acariciar unas imaginarias olas con los brazos, mientras la cámara la rueda desde el techo. La película que reproduce los movimientos de esta sirena ha servido antes para fotografiar a los habitantes de un acuario; ambas imágenes se combinan durante la proyección para dar ilusión de realidad.




¿Con qué sueñan las jóvenes? Pensativa, sonriente, la recadera está recordando quizá el vértigo de un gozoso vals, o el esplandor de un espectáculo de pantomima en el Teatro Châtelet. De repente, se abre la tapa de la caja de cartón que lleva y, ¡oh, milagro!, un grupo de graciosas bailarinas ejecutan ante sus maravillados ojos una encantadora danza. La mitad derecha de la tarjeta muestra dónde se hallan en realidad las bailarinas. La tapa abierta corresponde exactamente a una abertura en el telón pintado del escenario en el que se rueda la película y las bailarinas son fotografiadas contra un fondo negro. Durante una interrupción apenas perceptible en el rodaje, la abertura del telón pintado es sustituido por la tapa de la caja, y la ilusión es perfecta.




Las películas rara vez reflejan la vida real, sino que, como muestra este ejemplo, la ilusión de la realidad se prepara cuidadosamente en numerosos casos. Esta verdad es aplicable a todas esas escenas en las que "audaces" ladrones trepan con asombrosa agilidad por los muros de las casas, subiendo en ocasiones varios pisos a la vez. En realidad  ese prodigioso "tour de force" se reduce a un simple truco: el actor se limita a reptar sobre un decorado echado en el suelo, que representa la pared de las casas. El operador, subido a la escalera, sitúa la cámara en el ángulo que normalmente correspondería al punto de vista lógico. Cuando la película se proyecta, tanto el edificio como el actor parecen encontrarse en un plano vertical y la ilusión de realidad es completa.







Más





Fred Astaire bailando... pasando de la gravedad.
Lo que no consiga el amor...





La escena pertenece a la película “Royal Wedding”, dirigida en 1951 por Stanley Donen. Tom - el personaje que encarna Fred Astaire - manifiesta su alegría de enamorado bailando por el techo y las paredes. 

Para el rodaje de la escena, Stanley Donen utilizó el truco de la “caja mágica”: hizo construir un habitáculo giratorio decorado como una habitación, con muebles y objetos pegados al suelo y las paredes. Durante el rodaje de la escena lo que gira es la cámara y el habitáculo, mientras que Fred Astaire permanece en posición vertical y juega con los elementos a medida que se aproximan a él. 










Y un poco más




Singin' in the Rain (1952) d. Gene Kelly y Stanley Donen




De agua mezclada con sal y leche es la lluvia artificial (bajo la que baila el enamorado Don -Gene Kelly-) con el fin de enfatizarla y poder ser captada mejor por la cámara.




(Se recomienda ver esta escena de vez en cuando)

























FRED ASTAIRE Y GENE KELLY TRABAJARON (Y BAILARON) JUNTOS EN DOS PELÍCULAS:



Ziegfeld Follies (1945) d. Vincente Minnelli, Lemuel Ayers, Roy Del Ruth, Robert Lewis, George Sidney, Merrill Pye, Charles Walters



That´s Entertainment Part II (Érase una vez en Hollywood II) 1976 d. Gene Kelly












20 comentarios:

carlos perrotti dijo...

En la misma línea que la entrada anterior, Marian. Maravilloso material. Increíbles las postales de la Casa Liebig con la serie Trucos del Cine. Lo que deben pagar por ellas hoy los coleccionistas (y amantes de la historia del cine).

No conocía lo del agua mezclada con sal y leche para hacer más visible la lluvia y para que la cámara pueda captarla mejor. Genial. La imaginación al servicio de la resolución de problemas con el fin de narrar de la mejor manera una escena.

Fred Astaire ídolo. Destreza, maestría, agilidad, dominio, ritmo inherente. No sé cómo decirlo. Apenas un ademán. Toda una lección de modales.

Juan Nadie dijo...

Genial, fantástico.
Te está quedando una serie impresionante, para coleccionar, como esas tarjetas postales de LIEBIG. Espero que no acabe aquí.

Juan Nadie dijo...

Por cierto, tus portadas del blog son cada vez mejores.

Juan Nadie dijo...

La recomendación de ver la escena de "Cantando bajo la lluvia" la sigo yo de toda la vida.

marian dijo...

¿Que nos sabes cómo decirlo, Carlos?... no se puede explicar mejor:)
No creas que es fácil encontrar este tipo de material, el de las tarjetas lo encontré por casualidad, he intentado buscar más pero no ha habido éxito, pero no desisto.

marian dijo...

No lo sé, Charlie, si continuará la serie de los "trucos", del cine... seguro que sí (snli:)
Gracias por lo de la portada, (me he hecho un guiño directo:) A ver cuánto dura hasta la próxima...

marian dijo...

Igual traigo una cosilla que tengo guardada sobre el diseño y que tiene chispa.

Juan Nadie dijo...

Pues tú misma, seguro que estará bien, pero esta portada (o frontispicio, que de las dos formas puede y debe decirse) está fantástica con ese guiño directo. Como los tiros directos a puerta en el furbo :-)

marian dijo...

Me refería al tema del diseño en general, no a este en particular... No insistas, no me pondré la camiseta del Barcelona:)

marian dijo...

Aunque si tuviera que ponerme una sería la del Barça, en fútbol, pero en Baloncesto... la del Madrid.

carlos perrotti dijo...

Seguro no vas a desistir. Queremos más.

Juan Nadie dijo...

¡Jo, dos amores a la vez y no estar...! Tú estás loca :-)

marian dijo...

Por amor, eso es, por Neeskens y por Cabrera:)

marian dijo...

Lo intentaré, Carlos, lo intentaré.

Juan Nadie dijo...

¿El del Zaragoza?

marian dijo...

Carmelo Cabrera, si no me equivoco era Canario.

Juan Nadie dijo...

Ah!, es que hay un Cabrera futbolista que juega en el Zaragoza, si no me equivoco. El canario era baloncestista, ¿no? No sé, es que nunca me gustó el baloncesto.

marian dijo...

Qué locura, qué locura... del cine al deporte en un santiamén. (Ni Cabrera que los volvía del revés:)

Juan Nadie dijo...

Es lo que tiene la conversación: empiezas hablando de no sé qué y acabas en los cerros de Úbeda. Me encanta.

marian dijo...

Toma, y a mí, la vida misma.