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Puesta en la mejor práctica estás, luna.
Ay, sí. No hay que agregarle ya por pena
a tu suma de luz cifra ninguna,
mixta en todo de blanca y de morena.
Mas cuando la siguiente se reúna
a seis albas más dos te restan plena,
primero en cueros desde medio arriba
y negra; luego, ya definitiva.
Ilustrador: Ramón Fernández Palmeral |
PERITO EN LUNAS
Octava XXXI
MIGUEL HERNÁNDEZ
El Espartero (su caballo y la luna) Paseo del Espolón, Logroño (La Rioja) (Fotografía: desde un teléfono móvil -1 de febrero de 2013-) |
En castellano nuestro primer día de la semana se llama LUNES, que viene del latín LUNAE DIES, que significa DÍA DE LA LUNA. En el idioma inglés ocurre lo mismo, sería MONDAY, que viene de MOON DAY y en francés exactamente lo mismo, ya que allí se escribe LUNDI. En italiano sería LUNEDI.
La Luna es el único satélite natural que posee nuestro planeta, se halla a una distancia (distancia lunar -LD-) de 384.400 kilómetros respecto a la Tierra, la distancia real varía a lo largo de la órbita de la Luna.
Tiene un diámetro de 3.476 kilómetros y un volumen de 21.860.000.000 km3.
(La Tierra, desde el polo Norte al polo Sur, tiene un diámetro de 12.714 km; en el plano ecuatorial el diámetro es de 12.756 km.)
Tiene un diámetro de 3.476 kilómetros y un volumen de 21.860.000.000 km3.
(La Tierra, desde el polo Norte al polo Sur, tiene un diámetro de 12.714 km; en el plano ecuatorial el diámetro es de 12.756 km.)
La primera persona que midió la distancia a la Luna fue el astrónomo y geógrafo Hiparco, siglo II a.C., utilizando trigonometría sencilla; errando en aproximadamente 26.000 km de la distancia real.
Excepto en los días de luna llena, la Luna siempre se puede ver durante parte del día. Cuando hay luna llena, esta sale por el este en el mismo momento que el sol se pone por el oeste, y se pone por el oeste cuando el sol sale por el este. Este es el único día en el que no se la puede ver de día.
El problema del día y de la noche es un tema eminentemente terrestre, ya que depende de la rotación de nuestro satélite. En la Luna, el movimiento de rotación coincide con el de circunvolución alrededor de la Tierra, por lo que un día lunar equivale a unos 29 días terrestres (la mitad con luz solar y el resto a oscuras). Es decir, que vemos la Luna de día, entre otras cosas porque la velocidad de giro de la Luna respecto a la de la Tierra es diferente.
El único momento en que la Luna está en el cielo durante toda la noche es durante el plenilunio, porque la Luna se encuentra del lado opuesto al Sol para un observador terrícola. En cambio, durante la luna nueva, en que casi no podemos ver la luna, esta está en el cielo durante el día completo y nada por la noche.
ROTACIÓN Y TRASLACIÓN DE LA LUNA
LA LUNA DE DÍA
El problema del día y de la noche es un tema eminentemente terrestre, ya que depende de la rotación de nuestro satélite. En la Luna, el movimiento de rotación coincide con el de circunvolución alrededor de la Tierra, por lo que un día lunar equivale a unos 29 días terrestres (la mitad con luz solar y el resto a oscuras). Es decir, que vemos la Luna de día, entre otras cosas porque la velocidad de giro de la Luna respecto a la de la Tierra es diferente.
El único momento en que la Luna está en el cielo durante toda la noche es durante el plenilunio, porque la Luna se encuentra del lado opuesto al Sol para un observador terrícola. En cambio, durante la luna nueva, en que casi no podemos ver la luna, esta está en el cielo durante el día completo y nada por la noche.
La Luna tiene dos movimientos: el de traslación alrededor de la Tierra y el de rotación sobre su propio eje.
Al trasladarse describe una órbita elíptica alrededor de la Tierra cada 27,3 días, pero su movimiento de rotación tarda lo mismo, es decir, gira una vuelta sobre sí misma (sobre su eje) también cada 27,3 días. Esta coincidencia hace que siempre veamos la misma cara de la Luna desde la Tierra, por eso se dice que la Luna tiene una cara oculta, que nunca vemos desde la Tierra.
Si la Tierra no girara en un día completo, sería muy fácil detectar el movimiento de la Luna en su órbita. Este movimiento hace que la Luna avance alrededor de 12º en el cielo cada día.
Si la Tierra no rotara, lo que veríamos sería la Luna cruzando la bóveda celeste durante dos semanas, y luego se iría y estando dos semanas ausente, durante las cuales la Luna sería visible en el lado opuesto del Globo.
Sin embargo, la Tierra completa un giro cada día, mientras que la Luna se mueve en su órbita también hacia el este. Así, cada día le toma a la Tierra alrededor de 50 minutos más para estar de frente con la Luna nuevamente (lo cual significa que nosotros podemos ver la Luna en el Cielo.)
El giro de la Tierra y el movimiento orbital de la Luna se combinan, de tal suerte que la salida de la Luna se retrasa del orden de 50 minutos cada día.
Libración lunar
Para notar el movimiento de la Luna en su órbita, hay que tener en cuenta su ubicación en el momento de la puesta de sol durante algunos días. Su movimiento orbital la llevará a un punto más hacia el este en el cielo en el crepúsculo cada día.
El movimiento propio de la Luna se traduce en un desplazamiento de oeste a este, pero su movimiento aparente se produce de este a oeste, consecuencia del movimiento de rotación de la Tierra.
La máxima superficie de la Luna visible desde la Tierra no es exactamente el 50% sino que llega hasta el 59%, por un efecto conocido como libración. La excentricidad de la órbita lunar hace que la velocidad orbital no sea constante y que, por tanto, puedan resultar visibles en el curso de un mes partes normalmente escondidas en los bordes este y oeste. En este caso se habla de una libración en longitud. De forma similar se tiene una libración en la latitud como efecto de la inclinación de unos 5 grados de la órbita lunar sobre el plano de la eclíptica.
Los científicos han estudiado la edad de las rocas lunares provenientes de regiones con cráteres y han podido determinar cuándo se formaron los cráteres. Al estudiar las zonas de color claro de la Luna conocidas como mesetas, los científicos encontraron que, desde hace aproximadamente 4.600 a 3.800 millones años, restos de rocas cayeron sobre la superficie de la joven Luna y formaron cráteres muy rápidamente. Esta lluvia de rocas cesó y desde entonces se han formado muy pocos cráteres.
Algunas muestras de rocas extraídas de estos grandes cráteres, llamados cuencas, establecen que aproximadamente hace 3.800 a 3.100 millones de años, varios objetos gigantescos, similares a los asteroides, chocaron contra la Luna, justo cuando cesaba la lluvia rocosa.
Poco tiempo después, abundante lava llenó las cuencas y dio origen a los oscuros mares. Esto explica por qué hay tan pocos cráteres en los mares y, en cambio, tantos en las mesetas. En estas, no hubo flujos de lava que borraran los cráteres originales cuando la superficie de la Luna estaba siendo bombardeada por restos planetarios durante la formación del Sistema Solar.
La parte más lejana de la Luna tiene solo un "mare", por esto que los científicos creen que esta área representa cómo era la Luna hace 4.000 millones de años.
1.- Era un astro independiente que, al pasar cerca de la Tierra, quedó capturado en su órbita.
2.- La Tierra y la Luna nacieron de la misma masa de materia que giraba alrededor del Sol.
3.- La luna surgió de una especie de "hinchazón" de la Tierra que se desprendió por la fuerza centrífuga.
Actualmente se admite una cuarta teoría que es como una mezcla de las otras tres: cuando la Tierra se estaba formando, sufrió un choque con un gran cuerpo del espacio. Parte de la masa salió expulsada y se aglutinó para formar nuestro satélite. Y, aún, una quinta teoría que describe la formación de la Luna a partir de los materiales que los monstruosos volcanes de la época de formación lanzaban a grandes alturas.
La hipótesis del impacto parece la preferida en la actualidad. Supone que nuestro satélite se formó tras la colisión contra la Tierra de un cuerpo de aproximadamente un séptimo del tamaño de nuestro planeta. El impacto hizo que bloques gigantescos de materia saltaran al espacio para posteriormente y, mediante un proceso de acreción (agregación de materia a un cuerpo) similar al que formó los planetas rocosos próximos al Sol, generar la Luna.
Lo más dudoso de esta teoría es que tendrían que haberse dado demasiadas coincidencias juntas. La probabilidad de impactar con un astro errante era muy alta al inicio del Sistema Solar. Más difícil es que la colisión no desintegrase totalmente el planeta y que los fragmentos fuesen lo suficientemente grandes como para poder generar un satélite.
La teoría del impacto ha sido reproducida con ayuda de ordenadores, simulando un choque con un objeto cuyo tamaño sería equivalente al de Marte, y que, con una velocidad inferior a los 50.000 km/h, posibilitaría la formación de un satélite.
GEOGRAFÍA LUNAR
La Luna es un mundo lleno de montañas, cráteres y otras formaciones. Los cráteres lunares se formaron por el impacto de meteoritos. En general tienen forma de anillo, una base y un pico central. Su tamaño varía desde pocos centímetros hasta 260 kilómetros. Se conocen picos centrales de hasta 4000 metros y anillos del mismo tamaño.
Los "mares" de la Luna son zonas llanas de color oscuro. Se deben a la salida de lava basáltica durante el periodo de formación de la Luna. Las montañas pueden estar aisladas o formando grandes cadenas. También hay grietas, con profundidades de hasta 400 metros y varios kilómetros de longitud.
Lo que vemos de la Luna es una combinación de cráteres, crestas de montañas, valles estrechos y profundos, y llanuras niveladas o mares. El más grande de los mares es el Mare Imbrium (Mar de Lluvias), con aproximadamente 1120 kilómetros de diámetro.
Hay unos 20 mares importantes en el lado de la Luna encarado a la Tierra. Entre ellos están el Mare Serenitatis (Mar de la Serenidad), Mare Crisium (Mar de Crisis) y Mare Nubium (Mar de Nubes). Aunque son considerados llanuras, los mares no son completamente planos. Son atravesados por riscos, están plagados de cráteres y son interrumpidos por precipicios y paredes.
Los mares lunares están rodeados por grandes montañas, a las que se puso nombres como Alpes, Pirineos y Cárpatos, de acuerdo a las cordilleras terrestres. La cordillera lunar más alta es Leibnitz, con crestas de hasta 9.140 metros.
Decenas de miles de cráteres están esparcidos por la superficie de la Luna, a menudo solapándose entre sí. También hay más de mil valles profundos, llamados fisuras lunares, que tienen de 16 a 482 kilómetros de largo y alrededor de 3 kilómetros o menos de ancho. Se cree que estas fisuras son hendiduras en la superficie que se formaron a lo largo de las zonas de debilidad causadas por algún tipo de calor y expansión interior.
Ilustración fases de la Luna de Galileo Galilei (1616) |
Si la Luna tuviera luz propia veríamos siempre su disco completo, como ocurre con el Sol. Pero la Luna solo refleja la luz que recibe del Sol. Como la Luna tiene forma esférica, el Sol en cada momento ilumina solo la mitad, la otra mitad permanece oscura y no resulta visible. Según la disposición de la Luna, la Tierra y el Sol, se ve iluminada una mayor o menor porción de la cara visible de la luna.
A veces, la mitad iluminada de la Luna coincide exactamente con la que se ve desde nuestro planeta: es luna llena. En otras ocasiones, solo coincide en parte: cuarto creciente o cuarto menguante; o bien no coincide en nada con la que dirige a la Tierra: es la luna nueva. Esta diversidad de imágenes de nuestro satélite se denomina fases de la Luna.
Las fases de la Luna se repiten cada 29 días, aproximadamente. Este periodo se conoce como mes lunar, y en las antiguas civilizaciones, se utilizó como unidad para medir el paso del tiempo.
La Luna Nueva o novilunio es cuando la Luna está entre la Tierra y el Sol y por lo tanto no la vemos.
En el Cuarto Creciente, la Luna, la Tierra y el Sol forman un ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la mitad de la Luna, en su período de crecimiento.
Finalmente, en el Cuarto Menguante los tres cuerpos vuelven a formar ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la otra mitad de la cara lunar.
Las fases de la luna son las diferentes iluminaciones que presenta nuestro satélite en el curso de un mes.
La órbita de la tierra forma un ángulo de 5º con la órbita de la luna, de manera que cuando la luna se encuentra entre el Sol y la Tierra, uno de sus hemisferios, el que nosotros vemos, queda en la zona oscura, y por lo tanto, queda invisible a nuestra vista: a esto le llamamos luna nueva o novilunio.
A medida que la luna sigue su movimiento de traslación, va creciendo la superficie iluminada visible desde la tierra, hasta que una semana más tarde llega a mostrarnos la mitad de su hemisferio iluminado; es el llamado cuarto creciente.
Una semana más tarde percibimos todo el hemisferio iluminado: es la llamada luna llena o plenilunio.
A la semana siguiente, la superficie iluminada empieza a decrecer o menguar, hasta llegar a la mitad: es el cuarto menguante.
Al final de la cuarta semana llega a su posición inicial y desaparece completamente de nuestra vista, para recomenzar un nuevo ciclo.
ECLIPSES
Un eclipse es el oscurecimiento de un cuerpo celeste por otro. Como los cuerpos celestes no están quietos en el firmamento, a veces la sombra que uno proyecta tapa al otro, por lo que éste último se ve oscuro.
En el caso de la Tierra, la Luna y el Sol tenemos dos modalidades: eclipses de Sol, que consisten en el oscurecimiento del Sol visto desde la Tierra, debido a la sombra que la Luna proyecta; y eclipses de Luna, que son el oscurecimiento de la Luna vista desde la Tierra, debido que esta se sitúa en la zona de sombra que proyecta la Tierra.
Si colocamos una pelota entre la luz y la pared se observará sobre la pared una sombra circular intensa y otra mayor, pero más débil. De igual manera, la Luna y la Tierra proyectan en el espacio gigantescos conos de sombra producidos por la iluminación del Sol.
Cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, el cono de su sombra se proyecta sobre una zona de la Tierra, y las personas que habitan en esa zona quedan en la oscuridad, como si fuese de noche, porque la Luna eclipsa, tapa al Sol. Este astro se ve como cubierto, que no es otra cosa sino la Luna. Esto es un eclipse de sol.
Del mismo modo, cuando la Luna cruza el cono de sombra de la Tierra, desaparece a la vista de los habitantes del hemisferio no iluminado (noche) los cuales pueden presenciar, en su totalidad, el eclipse de luna.
El eclipse de sol se produce solamente sobre una pequeña faja de la Tierra, porque la Luna, por su menor tamaño, no oculta completamente al Sol para la totalidad de la Tierra.
Los eclipses de luna pueden ser de dos tipos:
Totales: cuando están en el cono de sombra de la Tierra, y parciales: cuando sólo se introduce parcialmente en la sombra.
Por su parte, los eclipses de sol pueden ser de tres tipos:
Totales: Cuando la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra, Y los habitantes no ven la luz solar durante algunos minutos.
Parciales: Cuando la penumbra abarca una extensión de tierra y los habitantes que están en ella sólo ven una porción de sol.
Anulares: Cuando el cono de sombra de la luna no llega hasta la Tierra porque se encuentra demasiado lejos del planeta para ocultar el disco solar.
El cono de sombra se divide en dos partes: umbra o sombra total, y penumbra o sombra parcial. Para las personas que se encuentran en la zona de la umbra, el eclipse será total, mientras que para las personas que se encuentran en la penumbra el eclipse será parcial. La faja de sombra o umbra es de 270 Km. Y la penumbra alcanza hasta 6400 Km de anchura. En un año puede haber un máximo de 7 eclipses y
LA CARA OCULTA DE LA LUNA
La Luna se comporta como una buena pareja de baile que mira continuamente a su acompañante mientras se mueven sobre la pista de baile: siempre ofrece la misma cara en dirección a la Tierra.
Esto es debido a los dos movimientos que tiene la Luna, uno en torno a su eje (rotación) y otro alrededor de la Tierra (traslación), es decir, al mismo tiempo que se traslada, gira sobre sí misma. Como tarda el mismo tiempo en completar los dos, siempre nos muestra la misma cara. La Luna gira en torno a nuestro planeta con un periodo orbital que es exactamente igual al período de la rotación sobre su propio eje.
Luna: cara oculta |
Luna: cara visible |
Luna: cara este |
El hemisferio contrario, la cara oculta de la Luna, no pudo ser observado hasta 1959, cuando la sonda soviética Luna 3 fue enviada a una posición favorable para fotografiar esa zona.
Las dos caras de la Luna son muy diferentes. El hemisferio visible está dominado por unas grandes manchas oscuras que forman lo que denominamos 'el rostro de la Luna', sin embargo, el hemisferio oculto es mucho más montañoso, apenas tiene 'mares', y su orografía está completamente dominada por numerosos cráteres.
Hasta recientemente se pensaba que la posición en que la Luna había quedado tras la sincronización de su rotación era fruto del azar. Se creía que había habido una probabilidad igual de que la Luna nos hubiese apuntado con su cara montañosa, con la actual, o que hubiese quedado en una posición intermedia entre esas dos.
Sin embargo un estudio reciente realizado por Oded Aharonson, P. Goldreich y Re´em Sari ha demostrado que lo que determina qué cara de la Luna apunta a la Tierra es el tiempo de frenado de la Luna (el tiempo de disipación de su energía rotacional). Si el frenado hubiese sido muy rápido, habría habido una probabilidad igual para que la Luna nos ofreciese una cara o la contraria. De manera similar a cuando tiramos una moneda al aire y esperamos cara o cruz con la misma probabilidad. Pero si el frenado fue lento, la Luna se comportó como una moneda trucada, y ofreció su hemisferio ligeramente más denso (el dominado por los mares volcánicos) hacia la Tierra.
El análisis realizado por Aharonson y colaboradores se refiere a la Luna tal y como la observamos hoy. Sin embargo, no se puede asegurar que, tal y como suponen estos investigadores, la formación de los mares fuese anterior al frenado de la rotación. Tampoco pueden ser excluidos otros posibles fenómenos. Por ejemplo, la colisión de un gran meteorito relativamente tardío pudo haber alterado la orientación en que quedó la Luna tras su frenado.
La Luna gira sobre su eje una vez cada 27 días y un tercio, tiempo que tarda en completar su órbita alrededor de la Tierra. Si lo hiciera con mayor o menor velocidad, la otra cara de la Luna gradualmente quedaría expuesta. La rotación de la Tierra y la de la Luna guardan una perfecta sincronía, a manera de engranajes, de tal forma que una parte queda oculta.
Cuando nuestra Luna era roca fundida, se formó una protuberancia en su cara visible. Esa protuberancia, una marejada en la roca fundida, fue causada por la atracción gravitacional de la Tierra, la cual actúa con mayor fuerza sobre la cara visible de la Luna que sobre la oculta. Cuando la Luna giraba, el candado de mareas de roca fundida subía y bajaba, rozando el material del núcleo lunar y frenando gradualmente su movimiento de rotación. Cuando había diferencia entre el tiempo que tardaba la Luna en girar alrededor de su eje y el tiempo que tardaba en girar alrededor de la Tierra, la fricción de la marea frenaba su rotación. Sólo cuando la Tierra y su Luna estaban perfectamente sincronizadas cesaba la acción del freno de marea. Pero cuando esto sucedía, la otra cara de la Luna quedaba ya oculta.
PINK FLOYD
Dark Side of the Moon (1973)
SPEAK TO ME / BREATHE
MAREAS
Las mareas que vemos en los océanos son debidas a la atracción de la Luna y del Sol. La explicación más simple es que el agua en el lado de la Tierra más cercano a la Luna es atraída por la fuerza gravitatoria de la Luna más intensamente que el cuerpo de la Tierra, mientras que el agua del lado de la Tierra más alejado de la Luna es atraída menos intensamente que la Tierra. . Existen pues mareas tanto causadas por el Sol como por la Luna.
La Luna, al estar mucho más cerca de la Tierra que el Sol, es la causa principal de las mareas. Cuando la Luna está justo encima de un punto dado de la superficie de la Tierra, ejerce una fuerza de atracción del agua, que hace que se eleve sobre su nivel normal. La cresta de onda situada bajo la Luna se llama marea directa, y la del lado diametralmente opuesto de la Tierra se llama marea opuesta. En ambas crestas, prevalece la condición conocida como de marea alta, mientras que a lo largo de la circunferencia formada por las zonas perpendiculares al eje de mareas directa y opuesta se producen fases de marea baja.
Las mareas alta y baja se alternan en un ciclo continuo. En la mayoría de las costas del mundo se producen dos mareas altas y dos bajas cada día lunar, siendo la duración media de un día lunar 24 horas y casi un minuto. Una de las mareas altas está provocada por la cresta de marea directa y la otra por la cresta de marea opuesta.
Las mareas solares
Asimismo, el Sol provoca el ascenso de dos crestas de onda opuestas, pero como el Sol está lejos de la Tierra, su fuerza para crear mareas es un 46% menor que la de la Luna. El resultado de la suma de las fuerzas ejercidas por la Luna y el Sol es una onda compuesta por dos crestas, cuya posición depende de las posiciones relativas del Sol y de la Luna en un instante dado. Durante los períodos de luna nueva y llena, cuando el Sol, la Luna y la Tierra están alineados, las ondas solares y lunares coinciden.
Cuando la atracción del Sol se suma a la de la Luna las mareas son grandes y las llamamos mareas vivas. Las alturas de las mareas vivas están regidas por la distancia de la Luna a la Tierra, siendo más grandes en el Perigeo, es decir, cuando la Luna está más cerca de la Tierra, y más pequeñas en el Apogeo, es decir, cuando la Luna se encuentra mas lejos de la Tierra .
Si observamos un día completo las oscilaciones del mar podemos determinar:
- Que el nivel sube (Creciente) hasta llegar a un máximo llamado Pleamar (PM) o "llena". Luego se mantiene estacionario por cierto periodo de tiempo, llamándose Marea Parada.
- Luego comienza a bajar (Vaciante), hasta un mínimo, llamado Bajamar (BM) o "seca" produciéndose otro periodo estacionario y posteriormente este ciclo se repite.
Viaje a la Luna - Georges Méliès (1902) - Nave espacial estrellándose en el ojo de la Luna |
SELENITAS
Sus ciclos, duran 28 días, al igual que el periodo menstrual de las mujeres, lo que hizo que esta tuviese una gran adoración en los cultos a la fertilidad en la antigüedad. En casi todas las culturas se le ha dado un carácter femenino, y en otras tantas un cierto componente oscuro o antagonista al Sol.
Desde los orígenes de la humanidad han existido inquietudes por el culto y el estudio de la Luna. Existen indicios que confirman la existencia de pueblos de Polinesia, Melanesia, tribus del Amazonas o africanas que han tenido a nuestro satélite por un ser vivo que compartía con ellos sus alegrías y tristezas.
Los papúes la llamaban Bimbaio, en el cercano Oriente cobró gran importancia el culto a la Luna: así sabemos que en la ciudad de Uruk adoraban a Nik y en algunos templos se rendía culto a Bilquis-Ilumquh, el dios lunar.
Escritos antiguos nos relatan como en la ciudad de Ur, patria de Abraham, existía un ser llamado Nannar al que se le rendía culto y respeto, en Erech adoraban a Nana y en Egipto existió un dios local llamado Khonsu.
Cuádriga , Puerta de Brandenburgo (Berlín) |
Más tarde se recurrió a Thoth considerado como el "padre" de las matemáticas y otras ciencias, si bien su brillo se apagó al ser desplazado por la fulguración de Isis, símbolo lunar y diosa del amor.
En Fenicia la diosa Astarté de claro origen sumeroarcadio, denominada Ninnin en sumerio e Ishtar en Acadio era la homónima de Isis.
La mitología grecolatina contaba entre sus filas con Selene, la cual con el tiempo pasó de moda y dejó su puesto a otra diosa de similares poderes llamada Artemisa en Grecia , y Diana en Roma.
Los muiscas adoraban a la Luna, la llamaban Chia hoy este nombre lo lleva una ciudad cercana a Bogotá.
La palabra proviene del griego σεληνίτης y significa "perteneciente a la Luna". En minerología, se conoce a la selenita como una variedad del mineral yeso.
Es la imaginación humana la creadora de la mitología de una raza que ha vivido momentos de gran esplendor en la conciencia humana, que finalmente fue condenada a morir en el olvido cuando ya a mediados del siglo XX con el comienzo de la era de la exploración espacial y concluyendo con la llegada del hombre a la Luna se hizo evidente la inexistencia de dichos seres.
Las influencias de los selenitas han creado un mundo de ciencia ficción en diferentes obras (sobre todo conseguido por la literatura, y ya después gracias al cine de la primera mitad del siglo XX) comparable con la de seres de otros planetas de nuestro propio sistema solar como son los venusianos del planeta Venus, los marcianos del planeta Marte o los jovianos del planeta Júpiter entre otros.
Desde la antigüedad, se pensaba en la existencia de los selenitas como habitantes de la Luna. El origen se remonta a la civilización griega, la cuál creía en la existencia de estos seres y relataba los viajes de los primeros humanos que visitaban la hoy conocida Luna.
Viaje a la Luna - Méliès |
Desde el siglo XVII hasta el siglo XIX gran parte de la literatura de ciencia-ficción establece sus orígenes en el sueño de poder conquistar la Luna y con él, el poder de establecer contacto con la que se creía una sociedad desarrollada como era el pueblo selenita.
Científicos de todas las naciones, escritores y músicos plasmaron sus ideas sobre las herencias de la mitología de épocas anteriores sobre el mundo y la civilización selenita y crearon obras dedicadas a estos seres que se creía habitaban nuestro satélite, al igual que generaron ideas y proyectos con la intención de poder establecer un contacto directo con la civilización lunar.
17 comentarios:
Sólo falta algún poema de "Perito en lunas" y la retransmijsión en "off" de la llegada de Armstrong.....
Es que todos los Armstrong dejan "huella", dopados aparte.
Me falta alguna cosilla, pero lo iré poniendo, por hoy ya vale.
Pero al "Perito en lunas"...ni hablar.
Venga, que sí, que si es de tu gusto.
Joé, no te dejas nada, ¿eh? Como siempre. Pero a mí la canción que me gusta es esa de Víctor Manuel que comienza "Cansado estoy de ladrarte, Luna..."
Luna llena invisibles son los hilos que manejas♪♪♪
Pero hoy la Luna canta en inglés:)
es moonlight.
La de canciones y composiciones que hay con la Luna por medio, para escuchar toda la noche.
"Moonlight", del Morrison, es palabra mayor.
Y la de toro enamorado de la luna ¿qué?
Eso, ¿qué?, ¿a quién se la vas a dedicar?.
A Rajoy, que es un manso.
O mejor la del gallego en la luna.
...de Valencia.
Esa es la Rita Barberá y los del Gürtel.....
Vamos a tener que fletar un cohete "especial" para mandar a un@s much@s a la Luna, a ver que chorimangan por allí.
¡Caray! Pedazo de repaso a la luna por los cuatro costados. Ha sido un placer reencontrar al Cat Stevens de los buenos tiempos
A Cat Stevens le he seguido escuchando desde entonces, como a Stevie Wonder, a los Beatles y algunos más. Pero se nos hizo "gurú" :)
Ay, sí... Y de los iluminados convencidos
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