Pero sin los Reyes Magos porque no estuvieron en el Portal de Belén adorando al Niño Jesús, María los recibió en casa y no en un pesebre (según San Mateo).
Según la Biblia y sus diversas traducciones fueron sabios o magos, pero no reyes. Tampoco dice el Evangelio que Jesús nació en un pesebre (no dice dónde nació exactamente), relata que después de nacer lo envolvieron en pañales y lo acostaron en un pesebre (al calorcito), lugar que formaba parte de las casas de entonces.
Unos dicen que la llegada de los Magos a Jerusalén fue poco tiempo después del nacimiento de Jesús y otro dicen que fue sobre año y medio después, ya que Herodes dio la orden de matar a los niños menores de dos años.
Los Evangelios enmarcan el nacimiento de Jesús en los últimos años del rey Herodes, pero Herodes falleció cuatro años antes del nacimiento de Cristo. Incluso Jesús nació antes de Cristo.
El hecho de que Jesús naciera antes de Cristo es el resultado de un error que cometió en el año 533 el monje Dionisio el Exiguo, al hacer el cómputo del año primero de la era cristiana como el año 754 de la fundación de Roma (ab Urbe condita).
Nuestro calendario cristiano moderno estableció que Roma se fundó en el año 753 a.d.C. Este calendario que marca la nueva Era Cristiana data de aproximadamente un siglo después de la caída del Imperio Romano de Occidente (476 después de Cristo) y en su confección está la base de un error de cálculo que ha durado hasta nuestros días.
El relato de los Magos, contado en el Evangelio de Mateo, parece basado en la narración de la visita de la reina de Saba a Salomón. Este modo de contar la biografía de alguien era muy común entre los teólogos judíos de aquel tiempo, que más que una precisión histórica, buscaban siempre transmitir una enseñanza o un mensaje.
Los misteriosos Magos de Oriente que llegaron para visitar al Niño Jesús cautivaron pronto la devoción y la fantasía popular de los cristianos. Ya en el siglo II se les elevó a la categoría de Reyes; esto se debió a que había un Salmo que decía: “Los reyes de Tarsis y de Saba le traerán sus regalos; todos los reyes se arrodillarán ante él” ; y se creyó que los Magos eran estos reyes que habían venido para cumplir la profecía.
En el siglo V el Papa León I estableció su número en tres, al ser tres los regalos que le ofrecieron al niño se pensó que los Magos fueron tres. Más adelante, en el siglo VI, se les puso nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar; y en la Edad Media, uno de los reyes pasó a ser negro.
Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, quitó del Portal de Belén al buey y la mula, pero no ha sido el único...
Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, quitó del Portal de Belén al buey y la mula, pero no ha sido el único...
En estos días la polémica está servida con las Reinas Magas. Para unos paridad y para otros paridas.
Qué cansinos sois, todos y todas.
Qué cansinos sois, todos y todas.
R.E.M.
Por qué será que nos hicieron creer todas esas historias?
ResponderEliminarPorque se dieron cuenta que necesitábamos creer en algo o en alguien
Y qué mejor que hacernos creer lo que ellos necesitaban que nosotros creyéramos
De ahí que nosotros creímos sin saber que nos estaban haciendo creer
Hasta que nos dimos cuenta que no necesitábamos creer lo que nos querían hacer creer
Era obvio, para qué querer hacernos creer sino para mentirnos...?
A mí me pasó ser crédulo, me pasó dudar de todo, qué sé yo... Hoy me pasa que siento que la fe es animarse a dudar, animarse a tener fe en la duda...
Aunque me pierdo cosas un poco localistas, igual me dio para reírme mucho del sketch de José Mota. Genial.
¿Por qué no se dedicarán a gobernar para todos, en lugar de parir todo el rato ocurrencias que lo único que consiguen es enfrentar a la gente? Dejen a la gente en paz, hombre.
ResponderEliminarAbsolutamente genial, el Mota-Colau.
Muy bien resumida la historia del mito de los Reyes Magos, aunque hecho en falta la mención de quien fue el primero en montar un belén: Francisco de Asís, en una cueva, en Italia en 1223.
ResponderEliminarSi quitamos la primera "h" de "hecho" seguro que queda mejor.
ResponderEliminarComo ovejitas. Lo has explicado muy bien, Carlos.
ResponderEliminarLas religiones funcionan como un secta. Aunque también hay que decir que en la católica hay de todo, desde sectarios retrógrados a cristianos auténticos.
Eso pienso también, Charlie. Las cosas, las injusticias, se cambian de otra manera, si se quieren cambiar realmente, no buscando el enfrentamiento. Pero en el caso de los Reyes Magos, igual, digo igual, habría que empezar por dejar de mentir a los niños (y niñas:) y decirles la verdad: que son personas disfrazadas (donde caben hombres y mujeres) representando una tradición popular. Creo que la magia y la ilusión se podrían conservar aun sabiendo la verdad.
ResponderEliminarEs cierto lo de Francisco de Asís, pero hoy tocaba el otro Francisco:)
ResponderEliminarYa, la verdad. ¿Qué verdad? La única verdad en este asunto (lo demás da igual) es la ilusión de los niños. ¿También debemos quitarles esa ilusión? No sé...
ResponderEliminarCreo que la ilusión no tiene por qué estar reñida con la verdad y que pueden convivir perfectamente ambas. Que los niños tendrían que saber que los reyes que ven están disfrazados, que es una escenificación nada más; estoy segura de que a pesar de saberlo se emocionarían igualmente. Luego, en sus casas, que cada cual se monte la historia como quiera.
ResponderEliminar