Como somos todos muy correctos, educados y sufridos, no solemos defendernos ante determinado tipo de personas que nos toca padecer de vez en cuando o cada día. Normalmente utilizamos la táctica de ponerlas verdes cuando se cruzan en nuestro camino y las tenemos que aguantar, pero lo hacemos por detrás.
Existe una fórmula para contrarrestar la mala energía que pretenden dejarnos esas fuerzas extrañas que reciben el nombre de: IMBÉCILES.
IMBÉCIL
Adjetivo valorativo o explicativo;
por ser de una terminación,
es invariable, es decir,
mantiene la misma forma para los dos géneros:
el imbécil,
la imbécil.
*
Cada día,
por mucho que nos esforcemos en ser felices,
aparecerán en nuestras vidas
unas fuerzas extrañas que tratarán,
voluntaria o involuntariamente de amargarnos la existencia
y dar al traste con nuestra felicidad.
y dar al traste con nuestra felicidad.
Son los imbéciles,
esos individuos que nos crean dificultades suplementarias
por su propia estupidez,
por su propia estupidez,
por ignorancia,
antipatía
o a veces por pura maldad.
antipatía
o a veces por pura maldad.
Cuando tropiezas o te cruzas con esos elementos
seguro que piensas:
seguro que piensas:
“menudo imbécil”
y notas como si tu alegría interior se esfumara.
Un consejo:
no les concedas la menor importancia.
No los juzgues ni intentes luchar contra ellos.
Símplemente,
detéctalos
y aplica la fórmula de:
“contar imbéciles”.
Piensa:
vaya,
ya me he encontrado con el primer imbécil del día.
Y en cuanto alguien te intente amargar tu precioso día,
te dé una mala contestación,
te atienda mal o te haga sentir incómodo,
dite a ti mismo:
aquí tenemos al imbécil número dos.
Lo de contar imbéciles se puede convertir
en un deporte apasionante.
Si lo realizas en condiciones,
notarás que hasta se apodera de ti una especie de ansiedad
por encontrar al siguiente,
por encontrar al siguiente,
y cuando aparezca,
experimentarás una satisfacción
interna y con una sonrisa en los labios,
te dirás:
¡qué día!,
ya llevo veintisiete,
esto va para el Guinness.
Apunta el número de imbéciles del día
y al final de la jornada
contabiliza si has tenido más o menos que el día anterior
Puedes llevar un registro para saber
qué día de la semana o mes
es más propicio para encontrarte con ellos,
y hasta es posible que puedas ser,
con el tiempo,
capaz de predecir con más
o menos exactitud,
la fecha en que más imbéciles
se cruzarán en tu camino.
En definitiva, no dejes que se cumpla, aunque lo intenten,
esa máxima que dice:
.
"Hoy hace un día precioso,
verás como aparece algún imbécil y lo jode"
*
Live is Life
Aplausos!
ResponderEliminarEstoy empezando a contabilizar imbéciles. Ya llevo uno y todavía no he salido de casa ni me he visto con nadie. Está aquí conmigo, qué pesao.
ResponderEliminarPues ya verás cuando vayas a tomar el café al "Ábrego", te vas a enterar...
La pregunta al espejo de Blancanieves en realidad es ¿espejito, espejito, quién es el más imbécil del reino?
El más cándido es el insulto a uno mismo. Cuando te das cuenta que has sido imbécil y tomas otra perspectiva de una situación... comienza el: "seré imbécil" "pero se puede ser más imbécil" Hasta que caes en la cuenta que el imbécil es quien te tomó como imbécil.
ResponderEliminarYa lo sé: ¡la gallina!
ResponderEliminarMe han venido de perlas estos consejos, porque llevo unos días...
ResponderEliminarNada me duele más que mi invencible imbecilidad. Lo juro.
ResponderEliminarPues me alegro, Jose.
ResponderEliminarSi lo explicas mejor, Carlos. Si quieres, claro.
ResponderEliminarUno de los grupos más peligrosos de imbéciles son los que conducen borrachos, van el triple de la velocidad que marca o toman las rotondas a dos ruedas a 180.
ResponderEliminarAunque más que imbéciles son asesinos en potencia.
De esos mismos, por ejemplo, le explico a mi hijo para que se mantenga alejado porque ocasionan tragedias.
ResponderEliminarInfinidad de imbecilidades mías por el momento invencibles como por ejemplo la fiaca (en porteño) es decir la pereza que me hace perder, entre otras cosas, tiempo. También los excesos: dejo de fumar y bebo, dejo de beber y como, es decir nunca la moderación.
De algo hay que vivir...
ResponderEliminarEs una descripción aproximada del tamaño de mi imbecilidad.
ResponderEliminarSe agradece tu franqueza, Carlos. Nos dirás lo que harás cuando dejes de comer...
ResponderEliminarClaro, Gato, no todo es cocer y cantar...
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