La cárcel le enseñó el dominio de sí mismo, disciplina y concentración. Gracias a este autocontrol, pudo afirmar que el coraje no es la ausencia de miedo, sino aprender a superarlo; por esa razón, Mandela afirmaba que era necesario fingir que se es valiente, que no tener miedo es una estupidez, pues el coraje es no dejar que el miedo te venza. Si finges ser valiente, sostiene Mandela, no solo te vuelves valiente, eres valiente.
Aunque Mandela trataba de complacer a sus compañeros y ciudadanos, sabía decir NO, ya que hacerlo luego sería mucho más difícil. “Si hay que decepcionar a alguien, cuanto antes mejor”, era su razonamiento, y cuando tenía que decirlo no lo endulzaba ni se lo pasaba a otro. No era una persona que daba falsas esperanzas ni dejaba abierta la más mínima rendija.
Derribar y destruir es muy fácil.
Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz.
No hay nada como volver a un lugar que parece no haber cambiado para descubrir en qué cosas has cambiado tú mismo.
La honradez, la sinceridad, la sencillez, la humildad, la generosidad sin esperar nada a cambio, la falta de vanidad, la buena disposición para ayudar al prójimo (cualidades muy al alcance de todo ser) son la base de la vida espiritual de una persona.
Una buena cabeza y un buen corazón son siempre una combinación formidable.
Una de las cosas más difíciles no es cambiar la sociedad, sino cambiarse a uno mismo.
Si esperas las condiciones ideales, nunca se darán.
Nunca he considerado a un hombre como mi superior, ni en mi vida fuera, ni dentro de la cárcel.
La libertad es inútil si la gente no puede llenar de comida sus estómagos, si no puede tener refugio, si el analfabetismo y las enfermedades siguen persiguiéndoles.
El hombre en la arena es el título de un discurso que Theodore Roosevelt dio en La Sorbona en París, Francia, el 23 de abril de 1910.
El fragmento más notable y famoso del discurso es el siguiente:
"No es el crítico quien cuenta; ni aquellos que señalan cómo el hombre fuerte se tambalea, o en qué ocasiones el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, sudor y sangre; al que se esfuerza valientemente, yerra y da un traspié tras otro pues no hay esfuerzo sin error o fallo; a aquel que realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso; y que en el peor de los casos, si fracasa, al menos caerá con la frente bien en alto, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni el fracaso."
Nelson Mandela dio una copia de este discurso a Francois Pienaar, capitán del equipo de rugby de Sudáfrica, antes del inicio de la Copa de Mundo de Rugby de 1995, aunque en la película Invictus que narra ese hecho, Mandela entrega una copia del poema Invictus de William Ernest Henley.
A NELSON MANDELA
Estupendo post de recuerdo a un hombre libre.
ResponderEliminarGracias, Charlie.
ResponderEliminarEstos pequeños homenajes que le hemos hecho son nuestra manera de darle las gracias.
Estoy de acuerdo con ambos. Me empiezo a preocupar...
ResponderEliminarEso, Gato, es para preocuparse...
ResponderEliminarOtra entrada laboriosa, Marian.
ResponderEliminarMandela tiene un historial de vida que da mucho que pensar. Parece que nadie comenta acerca de su pasado porque los logros conseguidos absorven su trayectoria.
Los logros y su carisma.
Me quedo con su última frase.
Todo un LIDER.
ResponderEliminarMis saludos.
Bueno, Ohma, Mandela no fue un santo (ni los santos fueron santos:), aunque mucha gente pretenda santificarlo. Lo que consiguió Mandela, y eso es indiscutible, ahí está, y hay que agradecérselo.
ResponderEliminarSí hay gente que comenta sobre su pasado, pero lo hacen descontextualizándolo y eso sí que no me parece juego limpio.
Y un gran ser humano, además, porque a veces las dos aspectos no van juntos.
ResponderEliminarSaludos, Rayén.