domingo, 26 de mayo de 2013

MAL DE AMORES





LUIS PASTOR Y BEBE
Aguas de abril






EL DESAMOR

Es casi obligado hablar del desamor cuando hablamos de cosas de dos, y cuando hablamos del amor también. Porque el desamor ocurre, y sobre todo en el tipo de amor que se da en la pareja. Cuando hay amor, puede ocurrir el desamor.

El desamor por un amigo, ocurre de una manera totalmente diferente.

Vamos a  hablar del desamor en la pareja, algo de lo quizás todos sabemos un poquito. Vamos a referirnos no solo a lo que puedan ser nuestras experiencias personales, sino también a los síntomas más particulares que hemos recopilado a lo largo de la que es también nuestra experiencia profesional.

Cuando acaban las emociones positivas ante el encuentro con el otro, cuando se apaga  la comunicación y el  interés por el otro, cuando uno tiene una sensación incluso de extrañeza ante la presencia del otro, es cuando comienza el desamor. ¿Qué hago yo aquí con esta persona? Es una pregunta que dispara la primera señal de que ya no se la ama. Y además uno no encuentra respuesta a esta pregunta.

Lo definimos como el comienzo en  la falta de interés por el otro, y suele culminar en un absoluto desinterés que produce esta sensación de  extrañeza de la que antes hablábamos.

El desamor está también íntimamente unido a la falta de deseo sexual por el otro. Este es también uno de los síntomas principales del desamor.

La falta de interés puede producirse por múltiples razones, que pueden ser simplemente consecuencia de estrés o preocupaciones sobre uno mismo, pero cuando no nos dice "nada" la presencia del otro, sino que más bien nos "sobra", cuando no tenemos ganas de comunicar nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras preocupaciones o simplemente qué tal nos ha ido el día, y esto ocurre cada vez con mayor frecuencia, entonces sí que nos podemos preguntar si seguimos amando a nuestra pareja.

Si estamos en un momento emocionalmente estable, podemos tener la reacción de comenzar a hablar del tema, que sería lo más sano que podríamos hacer, porque a lo mejor no es el desamor, sino la rutina y el aburrimiento por falta de estímulos que unen lo que nos provoca esta desgana a la hora de compartir.

En la propia comunicación sobre nuestro estado de desinterés hacia el otro, puede suceder que  nos demos cuenta que la cuestión tiene arreglo o no. Podría tener arreglo si sentimos la necesidad de arreglarlo en ese preciso momento en el que se tiene el diálogo sobre el tema, pero si notamos que sobreviene un sentimiento de lástima por el otro o que nos nace un sentimiento de no hacer daño, entonces, es que nos hemos encontrado con el desamor. Seguimos queriendo a esa persona, pero no amándola.

En un primer momento se pueden tener sentimientos de una falsa compasión por el otro y tratamos  de compensar este sentimiento, que es real, con actitudes ficticias producto de un sentimiento de culpa, es la fase "masoquista" del desamor, en que el duelo por la pérdida de la pasión y del deseo se compensan echándose las culpas a uno mismo. Porque el desamor se vive como un sentimiento de duelo por la pérdida del amor por el otro. Los intentos de compensación producto de los sentimientos de culpa asociados  no lleva más que a un rechazo finalmente por el otro, cuando se da uno cuenta de que es inútil tratar de compensar, que el sentimiento es real y que estamos ante una farsa.

Es difícil asumir que el desamor ha llegado a nuestras vidas, ya que el hombre es animal de costumbres y por tanto hay quien se resigna ante este sentimiento no creando otras expectativas que continuar en una relación cortés, pero claro está, no es probable que el otro acceda a ello. Sería un intento de prolongar algo que podría convertirse en una agonía. Y la agonía en el amor es muy desagradable y puede llevarnos al aborrecimiento por el otro, lo cual ya lindaría con la peligrosidad y los límites que jamás se deben rebasar. Cuando el desamor llega a nuestra vida como pareja, es mejor separarse y convertir la relación en una relación amistosa, quizás sea la mejor solución.

El desamor no suele ocurrirle a los dos miembros a la vez. Ojalá fuera así, pero es algo inusual, desgraciadamente, porque se evitarían de ese modo muchos sufrimientos, es por eso que ante el desamor los dos sufren, es un momento de duelo de pérdida para los dos. Si se sabe asumir esta fase sin dramatismos neuróticos, pueden evitarse muchos sufrimientos extras producto de la resistencia a que puedan producirse cambios, entre los que por supuesto está la separación.

Es preferible ante la mínima señal de falta de interés y de alegría por ver al otro, o ante cualquier situación en la que uno "no se encuentra en su sitio" cuando está con el otro hablarlo, decirlo, comunicarlo. 

Cuando fallan las ganas de compartir, de experimentar, de hacer cosas juntos, de construir, de acercarse en la unión, de "hacer piña" juntos, de hacer el amor, de hablar sobre las cosas de dos, de hacer proyectos juntos, de divertirse y reír, de emprender y ayudar al otro, de cuidarle y protegerle, es cuando llega el desamor.

Son momentos tristes de mucho dolor, siempre se sufre y siempre se han de elaborar  sentimientos de pérdida de duelo interior, que puede perfectamente elaborarse si no atravesamos los límites que dicta nuestro corazón.

Pensando con el corazón a veces es cuando mejor acertamos a la hora de evaluar nuestros sentimientos en vez de calibrando lo que es mejor o peor. Peor será siempre llevarle la contraria a nuestros sentimientos tratando de compensarlos con razonamientos. Esto no funciona en el amor, ni tampoco en el desamor, cuando lo que tratamos de hacer es lo mejor para los dos.

Antes de tomar resoluciones drásticas, es mejor reflexionar para darnos tiempo antes de resolver mediante una separación. Pero ante el verdadero desamor es siempre aconsejable una separación con el fin de evitar el deterioro, la agonía y los sufrimientos que podemos evitar.

El amor es como un banco con tres patas. Una de estas es el deseo sexual. Otra es la comunicación y el contacto íntimo. Y la otra: la confianza (y la seguridad que esta sustenta). Cuando alguna de sus patas se rompe, el banco se cae: se vive el desamor en la pareja. 

Mirar hacia otro lado sabiéndose dueño de la vida de uno y de los sentimientos, con control sobre ellos, sería lo óptimo. La cuestión es no perder la autovaloración personal nunca, porque el desamor es algo normal y hay que simplemente aceptarlo como algo que ocurrió, y aunque parece fácil decirlo, todos sabemos lo difícil que es elaborarlo con sabiduría.

Isabel Salama



El amor de pareja es cosa de dos, no de uno ni de tres.
EL AMOR NO CORRESPONDIDO



Un amor no correspondido es un sentimiento humano exacerbado y obsesivo de amor romántico, pseudosexual, de un sujeto hacia otro y que no es recíproco, aun cuando esa reciprocidad sea profundamente deseada de parte del sujeto que anhela la correspondencia. En casos muy extremos pueden llegar a desarrollar enfermedades psicomáticas autodestructivas.

Esto puede desencadenar sentimientos tales como la depresión, ansiedad, y cambios bruscos de humor entre depresión y euforia. El estado de ánimo producido lo describían en el siglo XI los trovadores y hoy en día para muchos cantantes es un tema recurrente.

El enamoramiento desencadena un estado hormonal y psicológico completamente diferente al amor maduro,  aún cuando este amor maduro sea muy satisfactorio.

El conjunto de síntomas es parecido al enamoramiento normal con los componentes de angustia, distracción, pérdida de peso, aislamiento, frustración, depresión e irritabilidad. El sujeto busca incansablemente una salida a su situación buscando la correspondencia.

Mucha gente ansía tanto este tipo de sentimiento que continuamente busca nuevas fuentes u objetos de capricho para saciar dicho deseo. El rechazo de la persona objeto de sus sentimiento puede desencadenar en el sujeto cuadros de melancolía, depresiones y accesos de llanto e ira.

Es menos frecuente en personas que tienen un alto respeto por sí mismas y que además están dispuestas a jugar las reglas del amor de manera inteligente y a aceptar sus consecuencias como algo normal en la vida.

Para la mayoría de la gente que sufre por un amor no correspondido, esta es una experiencia tortuosa y desdichada y que a ratos cae en el masoquismo y depresión.

La otra persona involucrada puede darse cuenta de esta actitud y asumirla, o puede no corresponder el sentimiento y a pesar de todo no perder el vínculo de amistad o fraternidad. Sin embargo, esto puede traer nefastas confusiones sobre la persona no correspondida, ya que esta puede pensar en su interior que existe algo o una mínima esperanza para concretar una relación.

A veces puede ser una gran fuente de satisfacción la sensación de tener a alguien a quien amar, aunque ese amor no sea recíproco. Se prefiere estar enamorado sin ser correspondido que no sentir nada. Incluso una misma persona puede pasar de momentos en los cuales siente euforia por sentirse enamorada, a otros en los cuales siente tristeza extrema al recordar que el objeto del amor es inalcanzable.

El amor no correspondido puede desencadenar un comportamiento obsesivo tal como el acecho, acoso o la persecución, incluso se puede desencadenar cuadros psicóticos de hostilidad extrema hacia el objeto de deseo si el amor es rechazado.

El respeto hacia uno mismo y hacia el objeto que no corresponde el sentimiento, hace que las barreras de ansiedad y euforia puedan ser superadas. 

JOAQUÍN SABINA
CERRADO POR DERRIBO
Álbum: 19 Días y 500 Noches (1999)






EL DESPECHO

Hay tres formas de ruptura de pareja: cuando es de mutuo acuerdo, cuando nos dejan y cuando dejamos. En esta última es cuando cualquier persona puede verse involucrada en emboscadas y calumnias por parte de la anterior pareja. Muchas veces, cuando alguien es “dejado”, guardará dentro de sí, no solo pena y dolor, sino también un posible deseo de revancha y venganza. Y si bien todos queremos al acabar una relación que se rescate lo positivo que hubo de la misma, son pocas las relaciones que terminan con un buen acuerdo. 

Los actos cometidos bajo el nombre del despecho, son venganzas y la venganza solo se da en el odio. El odio no es una parte del amor.
Cuando una persona se siente despechada, no son sus sentimientos los que se sienten heridos, es su orgullo, y la manera de protegerlo puede ser incluso peor para la persona que la propia ofensa recibida. La ofuscación de la mente que provoca la rabia del abandono por parte de la pareja, puede hacer que la persona afectada ni siquiera sea consciente de los actos que comete en contra de sí misma y de la otra persona, a veces con consecuencias para el resto de la vida.
El orgullo herido grita y ataca, planea, no reflexiona, no siente amor y no se da cuenta de que quizá nunca lo sintió, pues si hubiera sido así no podría dejar de sentirlo en un momento, por muy grande que fuera el desengaño.

El despecho provoca la obsesión por la expareja, atando involuntariamente a quien lo siente a la relación ya finalizada en lugar de permitirle seguir su camino para olvidar un tiempo que se ha terminado y ser feliz.

Además de esta consecuencia grave para los sentimientos de quien odia, las repercusiones psicológicas pueden llegar a ser preocupantes, pues la fijación enfermiza en una idea o persona puede estar provocada por un desequilibrio en la personalidad o llegar a provocarlo, convirtiendo a la persona en alguien realmente peligrosa para sí misma y para los demás.

El despecho es un sentimiento muy fuerte que muchas veces guía a cuadros depresivos y episodios de impotencia y frustración. Causa apatía, cambios de comportamiento, muchas veces sentimientos de culpa y son muchos los que caen en crisis sentimentales.

Es inevitable que el despecho venga a la vida de las personas que terminan la relación con su pareja cuando no se han resuelto conflictos internos. Además, estas personas son en cierta manera masoquistas pues les gusta sufrir internamente. 

La intensidad y la duración del despecho varía. El dolor es más intenso al principio, cuando todavía no se han desarrollado los mecanismos de defensa para sentirse mejor. Las emociones dominan a las personas al principio y los sentimientos de rencor son muchos.

Muchas personas han descrito el sentimiento del despecho como un aturdimiento, una represión y soledad , mezcladas con pánico, culpa, apatía, intranquilidad y cambios de temperamento.
Otros lo describen como un estrés que causa fatiga, insomnio, dolor de cabeza, pesadillas, problemas estomacales, sensación de un nudo en la garganta, desinterés y una desmotivación exagerada.

Al pasar el tiempo, las emociones se van tranquilizando y se ven las cosas desde un punto de vista más lógico. Poco a poco la persona se siente con más independencia y con un mayor deseo de vivir.

Cuando la persona comienza a experimentar sentimientos de indiferencia hacia su expareja, los sentimientos de resentimiento y culpa disminuyen, nacen sentimientos de motivación y entran deseos de disfrutar nuevamente de lo que nos gusta.

La recuperación completa depende mucho de la personalidad y carácter de la persona.





Joni Mitchell 
 Both Sides, Now
Álbum: Clouds (1969)






Entrevista a Walter Riso. Psicólogo clínico


"El apego es la fuente del sufrimiento psicológico"

-¿Por qué ha escrito un libro sobre el desapego?      
-Me motivó que el apego es la principal fuente del sufrimiento psicológico. Si educáramos a los niños en el desapego, mejoraría su calidad de vida.

-¿De qué debemos desprendernos?
-De todo lo que se vuelva obsesivo. Una cosa es la pasión armoniosa y otra la obsesiva. Con la armoniosa, se disfruta; con la obsesiva se malgasta energía y se pierde libertad.

-¿Cuándo hay dependencia de algo o de alguien?
-Cuando hay cuatro cosas negativas. Primero, un deseo insaciable que no manejas. Segundo, falta de autocontrol para regular emociones. Tercero, que la ausencia cause malestar psicológico, como la abstinencia del drogadicto. Y cuarto, que sabiendo las consecuencias, se siga haciendo, como algo irracional.

-¿Todos los apegos son negativos?
-Hay apeguitos, más manejables, y apegotes…

-¿Cuál sería el más peligroso?
-No hay uno más peligroso. Podría citar los derivados de las tres P : prestigio, poder y posesión. Son peligrosos los apegos posmodernos, como la belleza, el ejercicio físico sin mesura, las compras compulsivas, o las nuevas tecnologías derivadas de Internet.

-¿El placer y la seguridad crean dependencia?
-Son dos de las tres puertas que conducen a depender. Al buscar solo placer, se crea vulnerabilidad, no se resiste el dolor, se enganchan a vínculos que suponen placenteros. En la seguridad, me refiero a la búsqueda de ayudas externas para superar las inseguridades, que después convertimos en permanentes. Por ejemplo, para cruzar un río busco un salvavidas y después lo uso permanentemente, en vez de aprender a nadar.

-¿Y cuál es la tercera?
-La compulsión por querer ser más, que crea dependencias. No debo sobreexigirme, con una ambición desmedida. Ahora el cansancio parece que está prohibido. La lentitud, tomarse el tiempo debido, también es importante.

-Ha escrito diversos libros sobre el amor. ¿Cómo lo define?
-Más que definirlo, lo conceptualizo en tres elementos. Está el eros, el deseo, que sería el postre, porque te gusta, pero puede empalagar; la filia o amistad, que es importante para los proyectos comunes y la comunicación de la pareja; y el ágape, la ternura en la relación ideal de la pareja.

-¿En la pareja deben coincidir los tres conceptos?
-Lo ideal sería una pareja que hace el amor con deseo, amistad y ternura. Hay parejas que ponen más énfasis en el deseo, o la amistad, o la ternura, pero si falta uno no es completo. No se soluciona todo bajo las sábanas, o solo siendo amiguitos.

-¿Somos muy egoístas?
-Para la psicología, el yo es importante. Debe existir, es autorreferencial. Otra cosa es el mí, el yo posesivo que se apodera de las cosas o las personas. Eso es el ego.

-¿Cuándo se detecta el problema del ego?
-Cuando pensamos: mi hijo es mío, o mi mujer es mía. Si lo incorporo al yo, eso ya es apego. En el amor, no se pertenece a otro, se participa del otro.

-Asume influencias de las filosofías orientales
-Hay aspectos de la filosofía oriental que nos muestran horizontes. Pero, sin adaptarlas a nuestra realidad, que es occidental, terminan por crear fanatismos. Nuestra herencia histórica es latina y griega. Escribí buscando esas fuentes de la sabiduría.

-¿Qué papel juegan las religiones en los apegos?
-Depende de la religión. Las monoteístas favorecen el apego a las creencias, cuando se llega a un dogmatismo por una fe ciega. El budismo, en cambio, tiene una espiritualidad laica, que aconseja el desapego.

-¿La crisis nos lleva a una revisión de valores?
-La crisis es una revisión de valores. Es como un terapeuta que te lleva al desapego a la fuerza. Ayuda a ser superviviente.
-¿Sobre qué escribirá en sus próximos libros?
-Tengo en mi cabeza una novela. Y hasta un libro de cocina. Pero, sobre todo, dos libros sobre el amor, para cerrar el tema. Quiero trabajar sobre las pérdidas afectivas. Hay mucha gente que sufre por amor.







19 comentarios:

  1. Amor no correspondido, desamor... ¿Y ezo qué eh lo que eh?
    Vale, todo el mundo lo conoce...
    En fin, que me quedo con Cat Stevens. A Joaquín Sabina ya lo conozco de sobra, y la Bebe... lo siento pero no la aguanto.

    ResponderEliminar
  2. Todo el mundo lo conoce, pero no todo el mundo sabe cómo salir de esas situaciones.
    La canción de Luis Pastor y Bebe está muy bien para la ocasión, jo, aunque ella tampoco me haga mucha gracia.

    ResponderEliminar
  3. A Luis Pastor lo vi en una ocasión en Valladolid hace trescientos y pico años, y la verdad es que es un cantante que siempre se ha esforzado y que tiene muy buenas canciones. Ahora mismo no sé muy bien lo que hace.

    De esas situaciones se sale como de todas: lo más elegantemente posible... si puedes.

    ResponderEliminar
  4. Frustraos, que sois unos frustraos........a la Bebe no la soporto y el pastor es un pelma. Menos mal que con Sabina lo has arreglado.

    ResponderEliminar
  5. Hay que poder o por lo menos esforzarse en poder hacerlo lo más elegantemente, a la larga uno se siente mejor sí se hace así.

    Cuando estuvo aquí Luis Pastor, sería el 77 ó 78, se preparó una buena, porque en medio de la actuación o hacia el final (no estoy segura) alguien apagó las luces y nos dejaron a oscuras. Tuvimos que salir forzosamente y a la salida nos recibieron amablemente los grises (y sus porras).

    ResponderEliminar
  6. Ah, y con Joni Mitchell lo has bordado.

    ResponderEliminar
  7. Es que Joni Mitchell borda muy bien.

    ResponderEliminar
  8. Hombre, aunque sea un pesado no es tampoco para que aporreen a los fans.

    ResponderEliminar
  9. Pero eso ocurría "cuando entonces".

    Joni Mitchell es Joni Mitchell, callado está dicho.

    ResponderEliminar
  10. A mí nunca me dieron. Pero vi dar con ganas "cuando entonces".

    ResponderEliminar
  11. ¿O sí me dieron?, no lo recuerdo bien. Pero correr, corría...

    ResponderEliminar
  12. A mí sí que me gusta Luis Pastor, su voz y su forma de cantar. Pero la verdad es que no conozco sus últimos discos.

    ResponderEliminar
  13. Ahora el único despecho que hay, es el de Angelina.....Pitt

    ResponderEliminar
  14. voy a empezar a puntuar, que conste

    ResponderEliminar
  15. me refiero a los chistes malos... que me estáis desbancando, oye!!

    ResponderEliminar
  16. Este no es mío, pero va.

    Un Restaurante. Cena de amigotes que no se veían desde hacía un montón de años.
    Entre conversaciones y conversaciones... un esposo a su esposa:

    -Cari, pásame la sal.
    -Gracias, mi amor.

    -Cielo, ¿me pasas el pan?
    -Gracias, tesoro.

    -Amor, pásame el vino.
    -Gracias, cielo.

    -Mi vida, ¿me pasas el aceite?
    -Gracias, amor mío.

    Y así durante toda la comida. Ya tomando el café, Manolo le comenta al marido:

    -Oye Pepe, da gusto ver cómo después de treinta años de matrimonio te diriges a tu esposa.

    A lo que el marido contesta:

    -Calla Manolo, es que no recuerdo su nombre.

    (Aprobado raspadillo)

    ResponderEliminar
  17. Angelina Jolie ha hecho muy bien.

    ResponderEliminar