martes, 7 de abril de 2015

PINTURA (UNA)


Fresco - Villa Arianna - Estabia




Antiguamente se denominaba "pintores de género" a los que se ocupaban de un solo tema: retratos, paisajes, pinturas de flores, animales, etc. El término tenía un cierto sentido peyorativo, ya que parecía que el artista que trataba solo esos asuntos no valía para otros, y se contraponía al "pintor de historia", que en una sola composición trataba diversos elementos (paisaje, arquitectura, figuras humanas, etc.).








En el siglo XVIII, el término se aplicó al pintor que representaba escenas de la vida cotidiana, opuesto igualmente al pintor de historia, que trataba temas históricos, mitológicos, etc. En cambio, en el siglo XIX, al perder la pintura de historia su posición privilegiada, se otorgó igual categoría a la historia que al paisaje, retrato, etc. Entonces, la pintura de género pasó a ser la que no trataba las principales clases reconocidas: historia, retrato, paisaje y marina. Así, un pintor de género era el que no tenía ningún género definido. Al eliminar cualquier jerarquía en la representación artística, actualmente se considera pintura de género cualquier obra, al tiempo que en la actualidad se consideran como principales géneros pictóricos: retrato (y autorretrato), desnudo, paisaje y marina, pintura de mitología, pintura de historia, pintura religiosa,  bodegón (y vanidades).




RETRATO

Un retrato es una pintura o efigie principalmente de una persona. También se entiende por retrato la descripción de la figura o carácter, es decir, de las cualidades físicas o morales de una persona.





Por lo que la primera definición de retrato es aquella que se refiere a la expresión plástica de una persona a imitación de la misma, lo que ocurre en la pintura, la escultura y la fotografía. En un retrato predomina la cara y su expresión. Se pretende mostrar la semejanza, personalidad e incluso el estado de ánimo de la persona.





DESNUDO




El desnudo es un género artístico que consiste en la representación en diversos medios artísticos (pintura, escultura o más recientemente, cine y fotografía) del cuerpo humano desnudo. Es considerado una de las clasificaciones académicas de las obras de arte. La desnudez en el arte ha reflejado, por lo general, los estándares sociales para la estética y la moralidad de la época en que se realizó la obra. Muchas culturas toleran la desnudez en el arte en mayor medida que la desnudez en la vida real, con diferentes parámetros sobre qué es aceptable. Como género, el desnudo resulta un tema complejo de abordar por sus múltiples variantes, tanto formales como estéticas e iconográficas, y hay historiadores del arte que lo consideran el tema más importante de la historia del arte occidental.

El número de obras cuya temática se centra en la representación de la mujer, especialmente a través de temas religioso-mitológicos, es abundante. La representación femenina más antigua parece estar asociada al concepto de supervivencia, a través de la imagen de la fecundidad. Desde las “Venus” prehistóricas, hasta las mujeres de senos marcados y vientres redondeados de las obras medievales, la acentuación de los rasgos femeninos siempre se ha relacionado con la idea de la continuidad de la especie.

La figura femenina en el arte ha estado vinculada al comportamiento moral, tanto de la representación de lo malo, de los vicios personificados, del pecado, como a la exaltación de las virtudes, mediante alegorías o representando a mujeres santas; por lo que la pintura ha podido ser un instrumento para difundir modelos positivos o negativos de la mujer o también el reflejo de una determinada sociedad. 



La diosa Venus aparece repitiendo una postura típica en la Venus Capitolina.
Desde los tiempos de la Roma Clásica no se había vuelto a representar a esta diosa desnuda y de tales dimensiones. El desnudo femenino, considerado pecaminoso en el arte medieval cristiano, se recupera en el Renacimiento como símbolo de inmaterialidad. Esta Venus no representa el amor carnal o el placer sensual sino que, con su postura y sus facciones finas, se acerca más al ideal de inteligencia pura o saber supremo. Venus sustituye a la Virgen, expresando una fascinación hacia la mitología, común a muchos artistas del Renacimiento.



A partir del Renacimiento, el desnudo femenino, dentro de las representaciones de carácter mitológico, comienza a acentuar su carácter erótico. Sin embargo, no se produce una desvinculación total hasta algo más tarde, cuando el desnudo pasa a ser eso, un desnudo, alejado de toda connotación mitológica. Venus ya no es una diosa, sino que es una mujer que muestra su cuerpo. Con las vanguardias, el desnudo femenino, más allá de la simple idea de la belleza, aparecerá más claramente asociado al erotismo y la sexualidad.




PAISAJE


Paisaje o país es el nombre que la historiografía del arte da al género pictórico que representa escenas de la naturaleza, tales como montañas, valles, flores, árboles, ríos y bosques. Casi siempre se incluye el cielo (que recibe el nombre técnico de celaje), y las condiciones atmosféricas pueden ser un elemento importante de la composición. Además del paisaje natural, también se trata, como un género específico, el paisaje urbano. Tradicionalmente, el arte paisajístico plasma algún paisaje real, pero puede haber otros tipos de paisajes, como los que se inspiran en los sueños (paisaje onírico, muy usado en el surrealismo).







En la historia de la pintura, el paisaje fue adquiriendo poco a poco cada vez más relevancia, desde su aparición como fondo de escenas de otros géneros (como la pintura de historia o el retrato) hasta constituirse como género autónomo en la pintura holandesa del siglo XVII. También es un motivo esencial para la pintura japonesa.




BODEGÓN

stilleven - holandés
still life - inglés
nature morte - francés
natura morta - italiano
stilleben - alemán








Un bodegón, también conocido como naturaleza muerta, es una representación de objetos inanimados, usualmente arreglados por el artista y generalmente extraídos de la vida cotidiana, que pueden ser naturales, animales, frutas, flores, comida, plantas, rocas y conchas o hechos por el hombre, utensilios domésticos, de mesa o de casa, antigüedades, instrumentos musicales, velas, libros, joyas, monedas, pipas, etc.

Esta rama de la pintura se sirve normalmente del diseño, el cromatismo y la iluminación para producir un efecto de serenidad, bienestar y armonía. En sí, es una expresión humanística, porque sensibiliza y permite la mejor comprensión de la realidad del mundo observador, quizá los objetos no sean tan importantes; pero está presente la destreza y creatividad del artista, así como los detalles de su composición. En el siglo XVI, la comida y las flores reaparecerán como símbolos de las estaciones y de los cinco sentidos. 

A partir de 1300, comenzando por Giotto y sus seguidores, la pintura de bodegón revivió en las pinturas de tema religioso en forma de objetos de la vida cotidiana que acompañaban a las figuras protagonistas. Este tipo de representación pictórica fue considerado menor hasta el Renacimiento, por cuanto aparecía generalmente subordinada a otros géneros, como la pintura religiosa o los retratos, conllevando a menudo un significado religioso o alegórico. Esto era particularmente patente en la obra de los artistas del norte de Europa, cuya fascinación por el simbolismo y el realismo óptico muy detallado les llevó a prodigar gran atención en el mensaje general de sus pinturas.

Un paso o hacia el bodegón autónomo fue pintar flores en jarrones u otros objetos con un contenido heráldico o simbólico en la parte posterior de retratos seculares alrededor del año 1475.

Entre los primeros en liberarse del significado religioso del bodegón estuvieron Leonardo da Vinci, quien creó estudios a la acuarela de frutas y flores como parte de su incansable examen de la naturaleza, y Alberto Durero, quien también hizo dibujos detallados de la flora y la fauna.









El siglo XVI vio una explosión de interés en el mundo natural y la creación de lujosas enciclopedias botánicas que documentaban los descubrimientos del Nuevo Mundo. También impulsó el comienzo de la ilustración científica y la clasificación de las especies.

Los objetos naturales comenzaron a apreciarse como elementos de estudio individuales aparte de cualquier asociación mitológica o religiosa. La temprana ciencia de los remedios a base de hierbas comenzó igualmente en esta época, una extensión práctica de este nuevo conocimiento. Además, los patronos ricos comenzaron a financiar la colección de especies animales y minerales, creando amplios «gabinetes de curiosidades». Estos ejemplares sirvieron como modelo para los pintores que buscaban realismo y novedad. Empezaron a coleccionarse y comercializarse conchas, insectos, frutas exóticas y flores, y la llegada de plantas nuevas, como el tulipán (importado a Europa desde Turquía), se plasmaban fielmente en los bodegones. La explosión de la horticultura despertó amplio interés por toda Europa, tendencia que los artistas capitalizaron produciendo miles de bodegones. Algunas regiones y cortes tenían intereses particulares. La representación de cítricos, por ejemplo, era una pasión particular de la corte de los Médicis en Florencia. Esta gran difusión de los ejemplares naturales y el creciente interés en la ilustración natural por toda Europa, dio como resultado la creación prácticamente simultánea de bodegones modernos alrededor del año 1600.

A lo largo de la segunda mitad del siglo XVI había evolucionado el bodegón autónomo. Gradualmente, el contenido religioso disminuyó en tamaño y lugar en estas pinturas, aunque las lecciones morales siguieron estando implícitas.

Aunque la pintura de bodegón italiana estaba ganado en popularidad, permaneció históricamente menos respetada que la pintura de «gran estilo» de temas históricos, religiosos y míticos. Destacados académicos de principios de los años 1600, como Andrea Sacchi, sentían que la escena de género y el bodegón no portaban la gravitas que hace que la pintura sea considerada grande. Por otro lado, exitosos artistas de bodegón italianos encontraron amplio mecenazgo en su tiempo. Más aún, las pintoras, siendo pocas, normalmente elegían o se veían constreñidas a pintar temas como el bodegón, como ocurría, por ejemplo con Giovanna Garzoni, Laura Bernasconi y Fede Galizia.

Muchos artistas italianos destacados en otros géneros, también produjeron algunos cuadros de bodegones. En particular, Caravaggio (1573-1610) fue uno de los primeros artistas que representó naturalezas muertas con conciencia de obra pictórica. Aplicó su influyente forma de naturalismo al bodegón. Su Cesto con frutas fue uno de los primeros ejemplos de bodegón puro.

Este género fue muy cultivado en la pintura nórdica del siglo XVII, tanto en los Países Bajos septentrionales como en los meridionales donde nacen muchas de las diversas variedades del género.

El bodegón se independizó en el nuevo clima artístico de los Países Bajos .Mientras los artistas encontraban oportunidad limitada para producir la iconografía religiosa que durante mucho tiempo había sido su principal industria, ya que las imágenes de temas religiosos estaban prohibidas en la iglesia protestante reformada holandesa, la tradición septentrional de realismo detallado y símbolos ocultos atraían a las crecientes clases medias holandesas, que estaban reemplazando a la Iglesia y el Estado como los principales mecenas del arte en los Países Bajos.

Hasta finales del siglo XVIII, los bodegones fueron considerados obras meramente decorativas, relegadas a especialistas. Fue en el sigo XIX cuando la representación floral adquirió un valor comercial y se convirtió en una protagonista más de la pintura moderna, con los trabajos de simbolistas y pintores de la luz que otorgaron una nueva significación al género.


Desde la época romana existía la tradición del uso de cráneos en las pinturas como símbolo de mortalidad y de fugacidad, a menudo acompañada por la frase Omnia mors aequat («La muerte iguala a todos»). 

Muy popular en el Barroco, especialmente en los Paises Bajos, fue la pintura de «vanidad» o vanitas, en las que suntuosos o sencillos arreglos de fruta y flores, libros, estatuillas, jarras, monedas, joyas, pinturas, relojes, velas, libros, instrumentos musicales y científicos, insignias militares, cristal y plata finos, estaban acompañados de calaveras, como recuerdos simbólicos de la fugacidad de la vida. Así, un cráneo, un reloj de arena o de bolsillo, una vela consumiéndose o un libro con las páginas vueltas, servirían como un mensaje moralizante de lo efímero de los placeres de los sentidos. A menudo varias de las frutas y flores se mostraban comenzando a pudrirse o decaer para insistir en la misma consideración.




Vanitas es un término latino que puede traducirse por vanidad; no en el sentido de soberbia u orgullo, sino en el sentido de vacuidad, insignificancia (como en la expresión «en vano»).
Su título y su concepción se relacionan con un pasaje del Eclesiastés: «Vanitas vanitatum omnia vanitas» («Vanidad de vanidades, todo es vanidad»). El mensaje que pretende transmitir es la inutilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte, animando a la adopción de un sombrío punto de vista sobre el mundo. Es, al mismo tiempo, un elemento esencial en el surgimiento del bodegón como género individual.

Un subgénero, dentro del bodegón, es el bodegón floral, que representa floreros y guirnaldas. En los Países Bajos se produjo una obsesión por la horticultura, particularmente el tulipán. Considerar las flores, a un tiempo, como objeto estético y símbolo religioso, llevó al surgimiento de un gran mercado para este tipo de bodegón. El bodegón, como la mayor parte de las obras de arte holandesas, se vendía generalmente en mercados abiertos o por marchantes, o por los artistas en sus estudios, y raramente eran encargos. Tan popular era este tipo de pintura "stilleven", que gran parte de la técnica de la pintura de flores holandesa fue codificada en el tratado de 1740 Groot Schilderboeck por Gerard de Lairesse, que daba amplios consejos sobre color, arreglo, pinceladas, preparación de los ejemplares, armonía, composición, perspectiva.






La técnica que seguían en sus composiciones era el juego del claroscuro, las flores de vivos colores ocupan el plano principal contrastando con el fondo oscuro; dando así una sensación óptica de tres dimensiones. Las composiciones eran muy cuidadas, tenían en cuenta la variedad de flores que componían el ramo armonizando colores, tonalidades y tamaños. Recreándose en una sinfonía de colores que proporcionaban un placer estético para los sentidos. La escenografía de los cuadros de flores, no era muy variada, flores en jarrones de cristal o piedra, sobre una mesa de mármol o bien enclaustrados en un nicho de piedra. Los insectos, lagartijas, conchas marinas y caracoles, son adornos comunes en este tipo de obras, que siempre conllevan un simbolismo que es reflejo de los valores de la sociedad del momento. A lo largo del Siglo de Oro holandés, las obras de arte con flores obtuvieron gran protagonismo: incrementándose el número de artistas que realizaban este tipo de obras, así como el interés por parte del público y coleccionistas.

El simbolismo de las flores había evolucionado desde principios de la época cristiana. Las flores más comunes y sus significados simbólicos eran:

Rosa: la Virgen María, fugacidad, Venus, el amor
Lirio: la Virgen María, virginidad, seno femenino, pureza de mente o justicia
Tulipán: presunción, nobleza
Girasol: lealtad, amor divino, devoción
Violeta: modestia, reserva, humildad
Aguileña: melancolía
Amapola: poder, sueño, muerte


En cuanto a los insectos, la mariposa representa la transformación y resurrección, mientras que la libélula simboliza la fugacidad y las hormigas, el trabajo duro y la atención a las cosechas.



Las flores aparecen representadas en la historia de la pintura más de lo que imaginamos, 
tanto como protagonistas como en un papel secundario.







Casi todos los pintores y pintoras han pintado flores,
 ¿que no?
Pues sí.






THE KINGSTON TRIO





WHERE HAVE ALL THE FLOWERS GONE...



11 comentarios:

  1. Qué mente tienes, Marian. Mira que terminar un post de tamaña magnitud con las inolvidables voces del Kingston Trio. Imposible no emocionarse... Por los buenos tiempos!!!

    Algunas obras no puedo verlas (no abren en mi laptop) por alguna razón. Pero sí me entero que existe (el tamaño de mi ignorancia es inmenso) esta magnífica pintura de Émile Friant. La luminosidad nublada y fría me conmueve.

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  2. Tampoco yo conocía la pintura de Friant, ni la de Merse.

    Genial el análisis histórico de los distintos géneros. Para aprender. Y para volver a él de vez en cuando.

    ¡Cuánto tiempo hacía que no escuchaba esa maravillosa canción de Pete Seeger!:
    "Adónde se fueron todos los soldados?
    Ha pasado mucho tiempo
    Adónde se fueron todos los soldados?
    Hace tanto tiempo
    Adónde se fueron todos los soldados?
    Se fueron todos a la tumba
    Oh, ¿Cuándo aprenderán?
    ¿Cuándo van a aprender?"

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  3. Pues qué pena que no las puedas ver, Carlos, porque está nuestro Vincent.
    Esa luminosidad nublada y fría en la pintura a mí también.

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  4. Podías haber puesto la traducción entera, eh Charlie, un favor que me harías, yo buscaré la letra en inglés y la colocaré.

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  5. Para que veas, Carlos, tantas vueltas con el "tiempo" y existen los buenos tiempos, que además con los años se convierten más buenos todavía:)

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  6. Ahora sí puedo verlas. Tampoco conocía la Vanitas de van Utrecht... Inagotable desconocimiento.

    El tiempo mejora con los años, como el vino, claro que sí.

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  7. Casi un haiku, me doy cuenta, ya lo subiré a mi blog:

    Así el tiempo
    Mejora con los años
    Como el vino

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  8. Mejora porque hacemos trampa... tendemos a idealizarlo (o igual es que le hacemos un lifting:)

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