miércoles, 18 de diciembre de 2013

THE BEATLES VERSIONADOS Y UNA CELEBRACIÓN



Fotografía:  Don McCullin


Wild Bill  www.patatabrava.com

Empezaron como un grupo de muchachos de clase media, más baja que alta de Liverpool. Su estilo era similar al de otros grupos de la ciudad, ese Mersey beat de raíz americana, muy ligado a los 50, pero los Beatles, rápida y fácilmente superaron a los demás con una habilidad sorprendente para el ritmo, la melodía y el "gancho". Incluso cuando hacían mayormente versiones, resultaban convincentes hasta el extremo y naturales como para que pareciera que las canciones eran suyas.

En poco tiempo, se convirtieron en un fenómeno de masas en el Reino Unido. Podían ser perfectamente un nuevo producto discográfico, como lo habían sido Elvis Presley, Eddie Cochran, Little Richard, Buddy Holly, Jerry Lee Lewis y otros americanos ilustres de la década anterior, ya fuera del centro de atención. No obstante, su forma de componer empezó a variar ligeramente, seguro que imperceptiblemente al principio: al año se notó que la fórmula del éxito les quedaba pequeña. Discos que hoy parecen bastante convencionales, como el Hard Day's Night (1964), están llenos de elementos novedosos para su época, refrescantes, de una cualidad orgánica, perenne.

Fotografía:  Don McCullin
Solo con eso, su legado habría sido imponente, porque escribían canciones inusuales, tocaban de manera inusual (aprovechando y atizando los rápidos avances tecnológicos en el campo de la música), y su actitud era claramente inusual. Curiosamente, los Rolling Stones han sido los que han pasado a la historia como los "rebeldes", como los "callejeros", mayormente por la pose de malote de Mick Jagger, pero eso solo se debe a una especie de competición falsa entre los dos grupos, que solo existió en la publicidad y en los medios, en la cual los Beatles eran los chicos guapos y majos y los Stones los peligrosos indeseables. Esta forma de presentarlos es bastante ridícula. Los Beatles fueron los primeros en asombrar a la sociedad con sus maneras despreocupadas y joviales y, de hecho, tenían más de callejeros que los propios Stones (Mick Jagger, universitario y siempre preocupado por los temas de "management"; Keith Richards, joven de clase media que fumaba porros como muchos a su edad en aquel momento, pero no más que eso; Brian Jones, chico de familia bien; Bill Wyman, hombre hecho y derecho; Charlie Watts, el señor más formal de la historia del rock).

A partir de entonces, subieron una marcha y en 1965 produjeron el disco Rubber Soul, que viene aún con más innovaciones y más profundas. Su creatividad empieza a llegar a los topes, los tiempos son propicios para que puedan ir "más allá" sin miedo a perder público, reciben influencias de muy buen nivel (Bob Dylan, Byrds, música india), y esa buena disposición de todos los agentes hace que se atrevan con todo, que unan todo lo nuevo que están aprendiendo con su propio talento, y están en un momento tan dulce, tan maduro, que les sale todo bien. Melodías fluidas y frescas, vivacidad juvenil y estimulante, arreglos e instrumentos extraños pero bien integrados, letras cada vez más eclécticas e interesantes... esta racha se alargó hasta el siguiente álbum, Revolver (1966) que para mí es la cumbre de ese nuevo estilo que habían iniciado, quizá sin darse cuenta ellos mismos.

En ese disco, todo vale. Los diferentes estilos compositores de Lennon,  y Harrison se juntan sin perder nada de homogeneidad ni de carácter propio. Todos los experimentos que les pasan por la cabeza, los aplican, siempre bien aconsejados por el manager Brian Epstein y por el productor George Martin, un clasicista que supo respetar las novedades que sus jóvenes pupilos representaban. A su ya famosa capacidad para crear melodías sabrosas, unen una imaginación mayor que nunca, que lleva sus composiciones a una nueva dimensión, a la categoría de "música seria", como opuesto no a la música ligera, sino a la música tonta, sin ninguna sutileza, que no da motivos para escucharla dos veces.

Fotografía:  Don McCullin
Lo que representó ese disco en 1966 es difícil de expresar. Lo que significaba que un grupo que solo dos o tres años antes hacía música más o menos cincuentera, en un periodo de tiempo tan corto consiguiera una obra de complejidad tan aparentemente simple, solo lo han podido explicar las décadas siguientes. 1966 era un año de optimismo, de dinamismo, un ambiente en el que un grupo como los Beatles medraba extraordinariamente. Este disco, con todo lo que hay detrás de él, toda la trayectoria que llega hacia él, es un hito, una celebración de su tiempo, una hazaña, el producto definitivo de los 60 y de todo lo que los 60 simbolizan, de todo lo que pudieron ser y no fueron, como los 70, 80 y 90 nos recuerdan, tristemente.

Para mí, esto es el momento definitivo de los Beatles. Después de Revolver, nada. En 1967 salió Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, otro disco excelente, lleno de música excelente, pero el primero que da a entender que los Beatles, por primera vez en toda su carrera, no tienen nada nuevo que decir. Yo lo llamo el principio del fin.

En 1967 murió el manager de los Beatles, Brian Epstein, y es normal pensar que esto tuvo algún efecto en el grupo. Como si fuera una especie de señal del hado, su mentor se fue cuando sus muchachos ya lo habían dicho todo. No sé si ese era el momento en el que más lo necesitaban, o precisamente el momento en el que ya no era necesario.

Antes del Stg. Pepper's, los "Fab Four" habían demostrado una creatividad y un talento deslumbrantes, pero también una disciplina considerable, que les había impedido caer en el jugueteo tonto con su propia capacidad, en la indulgencia holgazana o en la exageración y la parodia de si mismos, al intentar llevar los experimentos demasiado lejos.

Fotografía:  Don McCullin
Puede ser coincidencia o no, pero tras la muerte de Epstein, los Beatles hicieron una docu-chorrada llamada Magical Mystery Tour (1967) y un álbum doble sin título cargado con dos docenas y media de canciones (1968). Dos excentricidades tontas, inconducentes, y que uno sospecha que con Epstein allí, no habrían ocurrido, o habrían ocurrido de otra forma.

Dice mucho del talento de los muchachos el que, a pesar de nacer de canto, los dos discos sigan siendo muy buenos: aun cuando no innovaban ni traían nada original, seguían siendo magníficos. El primero fue una idea estúpida de Paul McCartney, que a veces sufría alarmantes brotes de vanguardismo gilimemo, una película medio documental improvisada sin ningún argumento ni guión, que fracasó de forma humillante. Ahora no me vienen a la cabeza otros ejemplos, pero estoy seguro de que ha pasado lo mismo con otros grupos. La diferencia es que los Beatles sacaron de ello un disco excelente, con muy buenas canciones, variedad de tonos e inspiración intacta.

El doble LP blanco, que es como se llama al disco ese sin nombre que he dicho antes, goza de mucha popularidad y buenas críticas, pero es algo que suele ocurrir con los álbumes dobles, supongo que por su rareza. A mí no me parece impresionante, para ser de los Beatles, y de 30 canciones, creo que se podrían haber ahorrado prácticamente la mitad. Es muy variado, con estilos muy diferentes, ningún sentido de cohesión, muchas canciones irrelevantes y sosas y una sensación general de agotamiento y de apatía. No parece que tuvieran claro qué pretendían con este álbum, y la falta de un manager sí que se notaba ya.

Después de esto, y de la intrascendencia que es Yellow Submarine (1968), intentaron la típica "vuelta a los orígenes", y de eso salieron Let it Be (1970) y Abbey Road (1969), con canciones pop simples y pocos experimentos. Let it Be fue el último en ser publicado, pero se grabó antes que el Abbey Road, de modo que Abbey Road es el último, lo cual complace a los fans porque siempre ha sido el más apreciado de los dos. Let it Be, que no lo grabaron con toda la intención de hacer de él un álbum, salió casi casi como una sesión de descartes, manoseada a posteriori y a traición por el tarado de Phil Spector, que introdujo una serie de arreglos que horrorizaron a los miembros del grupo cuando los oyeron (y que fueron eliminados para la versión "Naked" 30 años más tarde). Entre el mismo ambiente de cansancio y desgana que en el doble blanco, la manipulación de Spector al margen de los músicos y el hecho de que realmente ellos no lo habían pulido para poder publicarlo en condiciones (de ahí lo de Spector), el disco resulta un pelín deprimente, carece de la chispa y el ánimo de las obras anteriores al 67, y nuevamente se salva porque eran muy buenos y las canciones seguían siendo, por ello, muy buenas (Let it Be, Get Back) o, en el peor de los casos, entretenidas (Two of Us).

Fotografía:  Don McCullin
Abbey Road fue el verdadero canto de cisne, bello, pero sospecho que el amor desmedido que la gente siente por él tiene más a ver con el hecho de ser el último que con otra cosa. Nuevamente ostenta varias canciones magníficas, pero el espíritu ya no es el mismo. Resulta más pesado, más espeso, más setentero de lo que habían hecho antes, y mucho del material no está a la altura de lo que es el grupo.
Sin ningún sentido de cohesión ya, ni personal ni musical, optaron por lo más sensato, que fue separarse y así no manchar el nombre del grupo, que sigue prácticamente inmaculado.

Su influencia es incalculable, pero son y serán algo irrepetible, porque todos los elementos convergieron para impulsarlos a lo más alto, para crear una obra que, sin duda, tiene su parte de atemporal, pero que no se puede replicar ni imitar, porque ocurrió cuando tenía que ocurrir, sin más. Los 60 fueron una promesa, cuyo cumplimiento las décadas siguientes esperaron, con fe menguante y amargura creciente, y algunos intentos de escapismo hortera, pero ya desde Woodstock todo el mundo sabía que solo esperaba el vacío, la angustia.

Los Beatles quedan, pues, como el testimonio y la esencia de una promesa de felicidad incorrupta. Cualquier artista apreciable querría llegar a ser eso.



* * * *


*_George_ * _Paul* _John* _Ringo_*







Las hay para todos los gustos o disgustos
y se pueden encontrar en cualquier estilo musical.

Hoy están invitados :

Johnny Cash
Crosby, Stills and Nash  
Gerry Rafferty 
Anoushka Shankar & Jeff Lynne

y...

 





IN MY LIFE 
Johnny Cash












BLACKBIRD
Crosby, Stills & Nash  










BECAUSE
Gerry Rafferty 












THE INNER LIGHT

 Anoushka Shankar
 y 
Jeff Lynne de la ELO (Electric Light Orchestra)

También el hijo de George: Dhani Harrison Arias








Cambiando de tercio...













Hoy cumple años
 Keith Richards (70)











The Beatles te felicitan
( Además de I Wanna Be Your Man, os podían haber regalado este tema también)

















10 comentarios:

  1. Menos mal que al final arreglaste el desaguisado de post...

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  2. Los Beatles fueron los primeros en asombrar a la sociedad con sus maneras despreocupadas y joviales
    Permítanme que me carcajee con el flequillo cortado cuidadosamente y sus cuellos Mao diseñados ad hoc por Brian Epstein....

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  3. Hasta la versión de Johnny Cash suena bien, que ya es sonar, qué tipo más plasta.
    De Anoushka Shankar qué vamos a decir. Impresionante.
    Del tarareo de los Stones mejor no decir nada, pobres.

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  4. ¿No creerás que lo de los Rollings es improvisado? Porque si es así me voy a preocupar.
    No vamos a reñir el día del cumpleaños de nuestro querido Keith, más ahora que ya se ha vuelto formal.

    De Anoushka Shankar, completamente de acuerdo, de Johnny Cash, también,
    pero es un plasta que me gusta, hay otros plastas (p.e. : el morritos) que es superior a mis fuerzas (soportarlo).

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  5. Pues felicidades a Keith, hombre, que lo cortés no quita lo valiente.
    ¿Cuántos cumple? ¿Trescientos cuarenta y tres? Y cómo se mantiene oiga... embalsamado, no como Sir Paul, que se hace liftings en cuanto encuentra un rato. Ay, qué mal envejecen...

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  6. Es que además de genio musical, es sexy.

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  7. El amor te ciega. Ni lo uno, ni lo otro.
    A ninguno de los miembros de los dos grupos les veo nada sexy, el único que lo tenía era Mick Taylor.

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