Entra rápido, con su extraño paso de pato veloz,
con sus largos pantalones de desmedidas rodilleras,
con su levita negra y remendada,
con su bombín y su bastón,
y su bigote, nadie sabe si mosca o mariposa.
Entra sin permiso, como un amigo de siempre,
con su aspecto de caballero pobre, ridículo y elegante,
para meterse en un rincón intermedio entre la risa y el corazón.
Porque Charlot, no sólo nos hace reír y sonreír,
también pensar, también llorar.
Siempre llega por un camino, sin venir de ningún sitio.
Llega y, sin buscarlo, se encuentra metido en la aventura,
una aventura que, la mayoría de las veces, no es la suya,
que es la aventura de los otros.
Pero poco importa, allí está él para arreglarlo todo.
Enreda, lía y deslía entre piruetas,
barullos, tartas de crema, tropezones, bofetadas,
saltos y sustos.
Al final él nada gana. Lo deja todo para los demás.
Él que nada tiene, quiere muy poco;
se conforma con el beso en la mejilla de la dama,
o la mano que se agita en despedida detrás de una sonrisa.
Y se vuelve a marchar por el mismo camino que llegó,
con una lágrima a punto de caer,
disimulada con el esbozo de una sonrisa triste.
Charlot se va,
empequeñeciéndose a los lejos,
con su figura inconfundible y ese aire de caballero elegante y ridículo.
LA QUIMERA DEL ORO
(A falta de pan...)
SMILE (CHARLES CHAPLIN)
NAT KING COLE
Charles Chaplin
16 April 1889 – 25 December 1977
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